EN UNA SEMANA se han registrado tres enfrentamientos masivos en igual número de entidades federativas del país, con saldo de 12 policías muertos, un militar y catorce integrantes del crimen organizado. Desde luego sin incluir el saldo que dejó el ataque de ayer en la tarde en Culiacán, en donde se detuvo Ovidio Guzmán López, hijo de El Chapo.
Para los chihuahuenses podría ser que no representen una novedad, pues decenas de estas balaceras se han registrado en la zona serrana, en la capital y en Ciudad Juárez.
Lo más delicado es que la violencia, está en aumento en el país y que no hay estrategias de combate y sólo se reciclan las de Felipe Calderón y Peña Nieto, en este gobierno de la Cuarta Transformación.
Por los hechos pareciera que al presidente Andrés López Obrador, o no sabe o no quiere entrarle al tema pues lo más, (des) acertado que ha hecho es decirles fuchi y guacala, lo que representa no solamente una ofensa para la sociedad, sino para los policías (de cualquier nivel) y para la milicia.
AUNQUE no crea desde Chihuahua se está gestando un paro nacional de policías luego de las emboscadas, “puestas” y asesinatos de agentes policiacos en todo el país.
Agentes afirman que muchos mandos policiacos son quienes están atrás de estos hechos violentos y de muerte en donde ellos son en realidad carne de cañón.
Se quejan además por la falta de apoyo, en lo que tienen que ver ya no con uniformes nuevos, sino lo más delicado, armamento, parque y vehículos.
Dicen que gobernadores, alcaldes de casi todo el país no se preocupan por la “tropa”, pues ellos tienen decenas de escoltan y hasta vehículos blindados, mientras los agentes están y se sienten vulnerables.
Los discursos, señalan en sus conversaciones digitales, se escuchan muy bien pero la realidad en las calles es otra. Incluso reclaman hasta al presidente de la repúblico por el Fuchi y el “los voy a acusar con su papás”, eso es una burla, él (Amlo), no se la rifa como nosotros.
EN LOS BACHIS, dicen los chavos y los papás que Doña Tere Ortuño, la directora general no tiene llene y que a pesar de que su gestión presenta boquete de 73 millones de pesos, se los quiere sacar a los alumnos a través de rifas y venta de chocolates.
Los padres de familia señalan en un escrito que:
La directora general del colegio de Bachilleres, olvidó muy pronto su promesa de eliminar la aplicación de cuotas extras a los alumnos y no sólo las olvidó, sino que las aplicó y mejoró para sus intereses, porque además de poner a los alumnos a vender boletos para la rifa de un auto, siguió con la moda de la venta de chocolates, pues lejos de hacer caso a las quejas que hicieran los padres de familia sobre los directores que recurrían a estas prácticas de actividades económicas para poder, según dicen, meterle mano al cajón, esa que le llaman caja chica, pues.
Por cierto, ya se ha dicho que el director del Plantel No. 8, Edgar Nevárez Ortiz, se le ocurrió imponer un día sin uniforme cada quince días para los estudiantes, pero bajo el cobro de diez pesos por alumno o acopiar y vender botes de aluminio.
Desde luego que se trata de una medida recaudatoria y no precisamente para mejorar el plantel, aprovechando que es o por lo menos lo ha dicho el consentido de la directora general, María Teresa Ortuño Gurza.
Con lo rifa del auto el director Nevárez prometió que se destinaría para reparar los baños del plantel que dicho sea de paso, los públicos de la Liber están más limpios, pero nada sucedió; eso sí se construyó una nueva y flamante oficina con un pantallón led de 80 pulgadas de cuarta generación, la que por cierto luego misteriosamente desapareció.
Tere por su lado han impuesto la venta de 35 chocolates a 20 pesos, que en la suma total de todos los alumnos podría alcanzar un 28 millones de pesos.
La actividad representa una carga extra para los padres de familia quienes por hijo alumno tendrán que desembolsar 700 pesos, a unas semanas de haber pagado colegiaturas, uniformes, zapatos, útiles escolares cuotas de sociedad de padres y alumnos y otros arrimadijos.
Doña Tere salió brava y muy recaudadora. Los padres de familia dicen que le echan ganas a esta actividad, pero les molesta y desilusiona, el no saber qué pasa con el recurso, pues nunca se ven mejoras en los planteles, no se rinden cuentas, no hay transparencia y a eso le llaman corrupción.