LAS COSAS en la Facultad de Zootecnia pintan mal, luego de que un grupo de catedráticas-investigadoras han denunciado acoso laboral, en donde se incluye presión para renunciar, negativa de permisos o justificantes médicas y cancelación de proyectos indagatorios que ya estaban en curso.
El grupo de catedráticas han acudido a Derechos Humanos, de donde han surgido varias recomendaciones a favor de las maestras pero que no han sido atendidas por parte del director, Carlos Ortega Ochoa, de quien señalan no escucha, no las reciben y cada vez incrementa las acciones en contra del personal que se dedica a la academia y la investigación, a quienes considera sus enemigas.
Algunas de las denuncias están en las instancias del Instituto Chihuahuense de la Mujer, otras más en la Junta de Conciliación y Arbitraje y desde luego en Rectoría.
Hasta ahí el grupo de afectadas están en el ámbito legal en espera de las resoluciones de carácter legal, el problema real se ubica en que los estudiantes están tomando partido y opción por los maestros y amenazan con tomar acciones radicales.
El director por ahora no se ha manifestado en ningún sentido; cuando se le busca para conocer lo que está sucediendo en la facultad, le da la vuelta al tema, así se sencillo.
UNA situación similar se presenta en los colegios de Bachilleres en donde el personal docente, resulta ser el responsable de todo lo que ocurre en los planteles y que tienen su origen en el desorden administrativo; el enfrentamiento con parte del alumnado, los actos de indisciplina, la venta obligatoria recaudatoria de chocolates, el alcohol, las drogas, entre otros.
Los maestros resulta los paganos, hasta por la información que se filtra a los medios de comunicación, les impones metas, e indicadores imposibles de alcanzar por sí mismos, pues por poner un ejemplo, una cosa es la cátedra, la materia y otra cosa que todos estudiantes pasen con calificaciones de excelencia, que sólo sirven para la estadística, pero que no reflejan la realidad.
Desde luego que la responsable de estas graves irregularidades es la directora general, la coahuilense Teresa Ortuño Gurza, y su especial forma de dirigir la institución de quien los alumnos apodan la chica Ye Ye.
De hecho no pasa un día en día en que no se suscité un conflicto en esa institución tan socialmente prestigiada y anhelada por los escolapios, desde su fundación en el sexenio de Oscar Ornelas Kuckle.
CARLOS Borruel Baquera, es un político con una trayectoria interesante; ha sido regidor, diputado local, alcalde y candidato a gobernador por el Partido Acción Nacional.
Ahora es además, un exitoso empresario y forma parte del gabinete ampliado, en el Coesvi, en el gobierno de Javier Corral Jurado.
Borruel quien ciertamente no está en la burbuja del gobernador Corral, ha demostrados en sus dichos y hechos su aspiración por la candidatura al Gobierno del Estado para el 2021, y lo han dejando transitar en calma.
Al gobernador no le preocupa está aspiración, ni al PAN y menos a la alcaldesa María Eugenia Campos Galván, quien por ahora es la mejor posicionada para esa candidatura.
De hecho una de las hijas de Borruel, la Regidora Mónica Borruel ya se le rebeló a la alcaldesa cuando votó en contra del proyecto del nuevo alumbrado público para la capital.
Carlos Borruel quiere ser gobernador, pero encuentra en su familia o en sus hijos tal vez los mayores opositores a su proyecto. Su Jr. no acaba de salir de una bronca cuando se mete en otra, en tema de publicaciones con armas largas, sus ex escoltas, los vehículos súper deportivos y de lujos, los accidentes y peleas a golpes públicas.
La regidora mantiene una historia desagradable aparte y el fin de semana su hija menor fue arrestada por varios cargos, las evidencia y video de Seguridad Pública, así lo testimonias y el aspirante deberá apechugar y buscar corregir.
El enemigo como dicen sus detractores está en casa.