PUES el presidente de la república, Andrés López Obrador, salió más que vivo, de lo que algunos pensaban, en el tema del avión presidencial; ahora que lo va a rifar, rentar y vender todo a la misma vez y sin entregarlo.
O es una genialidad de AMLO o es burla, que pega está última, en la mínima materia gris de los mexicanos y hasta de quienes no lo son. Veamos:
Si en el mejor de los escenarios se vendieran los seis millones de cachitos que va a imprimir y ofertar la Lotería Nacional, cosa que de entrada es ilegal porque no tiene lineamientos para rifar aviones y emitir esa cantidad de cachitos, más el fondeo garantizado, pues no da, pero lo van a hacer de eso no hay duda alguna.
Los datos del Presidente, son otros, como es costumbre, ahora por la inviabilidad y las pérdidas que va a generar. No pero genialmente se podrá llevar en el mejor de los casos, tres mil millones de pesos y sin entregar el avión; entonces por qué seguir con esa idea de seguir llaman de rifa del avión presidencial.
De esos tres mil millones que en teoría ingresarían, habrá que rebajarle dos mil millones de pesos, libres de impuestos para 100 ganadores de 20 millones cada uno. 200 millones que se van a destinar a mantenimiento de la aeronave, menos 200 que ya se deben, lo que nos lleva a una suma de dos mil 400 millones a la que también hay que restarle otros 830 millones por gastos de operación (de la Lotería Nacional) y pago de impuestos.
Dicho en matemática simple de los tres mil millones que ingresarán, si es que se vende el 100 por ciento, erogarán tres mil 230 millones de pesos; número que corresponde a las cuentas del director de Banobras, Jorge Mendoza, quien salió peor que el Presidente en este intento de sustentar la rifa el avión.
Las preguntas sencillas, es en donde está la ganancia de este avión que se rifa, pero no se entregará; de esta aeronave que seguirá en venta y a la vez con posibilidades de renta.
Visto de otra manera, la famosa e histórica rifa como la llama AMLO, registrará una pérdida de 230 millones de pesos, mientras que en realidad los dos mil 400 millones que dicen quedarán de ganancia serán sacados del fondo del Instituto Para Devolver al Pueblo lo Robado (INDEP).
Hubiera sido mejor destinar esos dos mil 400 millones de pesos directo al sector salud que se supone es el fin de la rifa, aunque no habría 100 mexicanos con 20 millones cada uno, no habría dinero para el mantenimiento y pago de la deuda del avión, aunque 400 millones son nada para el Gobierno Federal.
Pero además, se hubieran ahorrado los 130 millones de pesos que se lleva la Lotería Nacional y 700 millones que se pagarán de impuestos.
Bajo este escenario la conclusión es muy sencilla, López Obrador, ofrece esta genialidad que ya se le hizo engrudo, pero gana tiempo y/o distrae, en temas torales como la inseguridad y violencia; la economía cero decreciendo y la salud de los mexicanos.
Desde luego que el activo queda para el Gobierno Federal y el día que se venda, se reintegra al INDEP, o se destina a otros menesteres, eso sólo lo sabe la 4T y estas tan innovadores como conmovedoras estrategias.
EL TEMA del agua tiene un principio pero es inacabable en el tiempo para Chihuahua, por dos razones: La escasez y la condición de desierto.
Ahora que se le quiere retirar a Chihuahua a vía el trasvase, no para pagar el tratado Internacional de 1944 el que siempre se paga, salvó sequías aunque hay cinco año de gracia cumplir, e históricamente se ha hecho.
Pero ahora se trata de llevar agua acopiada en Chihuahua, para los estados de Nuevo León, pero en especial para Tamaulipas, en donde aparentemente ya salió el peine del interés de la Comisión Nacional del Agua y del presidente Andrés López Obrador, ordenado por el mismo.
Resulta que el subdirector nacional de la CNA, el tamaulipeco, Alfredo Ocón, requiere el agua su Estado; pues se dice que ya lo comprometió a empresarios agroindustriales, pues ya se ve como el candidato de Morena a la gubernatura en su natal estado.
De ahí las prisas, el agandalle y el pago envió urgente de las aguas de los productores chihuahuenses baja el pretexto de que son aguas federales y que el próximo ciclo agrícola; la primera verdad a medias pues Chihuahua también es parte de la nación mexicana, y salvó que la Cuarta T, tenga influencias con San Pedro y San Isidro, las lluvias no son producto de decreto ni de ocurrencias.