MUY AL estilo de la Cuarta T, el Municipio de Chihuahua aprovechó los pandémicos tiempos para reubicar a los artesanos indígenas tarahumaras, bajo el argumento de mantener limpio el primer cuadro de la ciudad.
Resulta que los trabajadores manuales indígenas que ofrecían sus productos en la Plaza del Ángel, a un costado de la Iglesia de San Francisco, los notificaron para despejar la plaza y los mandaron a la calle Séptima, entre las calles Aldama y Victoria, en donde pocos ciudadanos transitan y el sol no alcanza a llegar al piso.
Según trascendió, desde hace varios meses la alcaldesa Campos les traía ganas para sacarlos de ese punto, sin embargo el tema de la pandemia le vino “como anillo al dedo” para lograr su cometido.
Y es que para los que saben, desde la anterior Administración hubo regidores que le pedían encontrara un lugar para ubicarlos. Los sierreños merecen apoyo, son orgullo de nuestros ancestros. Ya la el grueso de la gente los ubica en la Plaza de Ángel. A nadie perjudican, sus trabajos artesanales son excelentes con reconocimiento internacionales.
Entonces por qué la reubicación o desalojo. El presidente de esta agrupación de artesanos Roberto Aguirre, dice que solicitaron una explicación al Municipio y que el Secretario del Ayuntamiento, César Jáuregui Moreno, le dijo que era imposible su permanencia en ese punto, pues el centro histórico debería permanecer limpio. Ojalá y les diga lo mismos al ambulantaje que tiene cerradas las calles Libertad y Cuarta.
Evidentemente se trata de una discriminación y un acto autoritario, contra este grupo vulnerable, pues la regla no mide parejo y ahí están cientos de ambulantes por diferentes zonas del centro de la capital, a quienes no se les molesta ni durante las peores contingencias como la actual Pandemia.
Los indígenas artesanos han acudido ante la alcaldesa María Eugenia y el gobernador Javier Corral Jurado, en un intento de recuperar el espacio que se les había asignado. Lo más socialmente cruel es que ni siquiera les han dado una respuesta y ya pasaron varias semanas desde que los serranos recibieron la mala noticia.
Otra deuda para las etnias originarias, cuando estamos en una emergencia nacional de salud, sin razones para desplazarlos otra vez. Ni modo que los comerciantes del Centro agrupados en Cocentro, la Canacope o Canaco, comercien en sus establecimientos, el Palo Azul, la Árnica, el Anis Estrella o El Laurel.
Lo raro es que el oficialismo estatal ni los del Bienestar con sus grandes presupuestos los atiendan, en este nuevo desalojo y que las organizaciones sociales ni la Comisión Estatal de los Derechos Humanos ni por enteradas se den.
Creo que algunos de los indígenas tarahumaras, tendría que llevar por apellido Mata, Reza, Terrazas, o por lo menos Ortiz, para visibilizarse; para que sus trabajos artesanales no sólo estén en el ambulantaje de una plaza, sino en grandes establecimientos, climatizados y toda la cosa, aunque hay que decirlo eso no es lo de nuestra etnias.
En cada elección, a voluntad, como hombres de bien, de buena fe y esperanzados, sus gobernadorcillos entregan el bastón de mando al candidato en turno a la gubernatura. Sin duda, lo van a seguir haciendo y las ingratitudes como en el Municipio de Chihuahua, se van a seguir presentando.
Los regidores del Ayuntamiento, andan sin pena ni gloria, eso si viajes VIP al extranjero, salarios y asesores extras, pagados y ofrecidos por parte del Secretario del Ayuntamiento, César Jáuregui, y como diría López Obrador, todo bien y nada pasa.
Bien haría los verdes, los tricolores los rojos o por lo menos los morenos en apoyar a este grupo que, ahora el Municipio los apesta y a cambio han recibido una caja de sopas, de esas de harina procesada, la que por ciento no está en su dieta; esa es para quienes pueden comprarla y tienen un horno de micro hondas para hacerlas consumibles, de lo contrario es mejor morder un celofán, saben a lo mismo y desnutren igual.
VARIOS PERSONAJES, sobre todo los que están en la función pública y con alguna aspiración política, aprovecharon el 10 de mayo, para enviar una felicitación y otros detalles a las mamás en su días.
Nada nuevo en la política de ficción y como dicen, las voluntariosas madres, el detalle se agradece y más cuando a las palabras las acompaña un presente.
En este festejo, uno de los más tradicionales y emblemáticos del país, el que se llevó el día para bien o para mal, fue el diputado y dirigente estatal del PRI, quien obsequió pasteles a las mamás.
Hasta ahí todo bien y hasta plausible, el problemita vino cuando a las beneficiarias o afortunadas se les pidió un video testimonial del regalo del priísta.
Pero Bazán fue más allá cuando el pastelito llevaba inscrito su nombre y una imagen personal de su rostro; sus detractores dicen que sólo faltó colocarle la leyenda, “vota por mi”.
Hay que ver si uno o varios pasteles acaban en el Instituto Estatal Electoral en una demanda y como prueba de una adelantada campaña, ahora que estas se empiezan a poner de moda y muchos de modo.