DICEN los que se dedican al negocio de la venta de alcohol, sobre todo de cerveza, que en realidad no existe desabasto del producto en la ciudad y que el fenómeno que se registra es una sobre demanda ante el paro o disminución en la producción de varias plantas en el país.
La verdad es que muchas plantas hicieron un paro técnico, para evitar sobreproducción y por lo tanto una posible caída en los precios, como buenos visionarios ante la emergencia nacional de salud.
Lo anterior significa que el paro no se originó por el tema laboral y de salud, sino por una estrategia de producción y economía. O a sea, no puede haber una sobre producción pues la cerveza tiene se debe consumir dos meses después de salir de las plantas debido a los dos meses de caducidad.
Los consumidores supusieron que estaba en puerta una desabasto del líquido que también resulta vital y compraron el consumo de un mes, en un día o dos, en un efecto similar a lo que aconteció con desinfectantes y papel higiénico desde que inició la propagación del virus Corona en el país.
Por si fuera poco, hubo cientos de personas que vieron una oportunidad de hacer negocio con la venta de cerveza clandestina, a partir el primer decreto estatal, que permite la venta de alcohol sólo hasta las seis de la tarde, empezaron a comercializarla en puntos previamente acordados a través de redes sociales y hasta servicio a domicilio, claro en ambos casos, al doble o triple del precio original.
Desde luego que las plantas pararon, pero las bodegas tienen suficiente reserva, pues sólo hay que recordar que este paro técnico de las cerveceras, lo motivó la economía; ya sabían que el producto ya elaborado con destinado a los eventos masivos deportivos (beisbol, fútbol, basquetbol, por ejemplo) y a lugares de esparcimiento no tendría movimiento, pues estarían pospuestos y cancelados.
La buena noticia en esta falsa escasez y real encarecimiento, es que en esta semana reinicia el abasto para todo mundo, en un escenario en donde muchos hicieron un buen capital, a causa de la psicosis que le pega a la adicción más requerida en el norte del país.
QUE POCA solidaridad del súper delegado del Bienestar, Juan Carlos Loera de la Rosa, con los productores de leche del centro sur de la entidad, a quienes en lugar de buscar un diálogo y solución, los culpa de no recibir su pago por no estar inscritos en Hacienda y facturar la venta del alimento al gobierno de la Cuatro T.
Los productores se han manifestado por la falta de pago de la paraestatal Linconsa, a quien le entregan el producto a cambio de un pago de garantía de 8.50 por litro, pero resulta que desde noviembre no les han pagado y como sucede en todos los programas sociales en donde se entrega tarjeta bancaria, pues la lana nomás no llega.
El ya de por sí deteriorado súper delegado, dice que el recurso ahí está, pero que tienen que facturar la venta y eso de entrada significa para los lecheros perderle mínimo otro peso por litro.
Seguramente Loera no sabe que se trata de productores del sector primario en el ramo alimenticio y que no se les aplica el Impuesto al Valor Agregado, pues el producto se entrega bronco, como dicen los rancheros, lo que significa que no se procesa o transforma, ni se le da ningún valor agregado; no están vendiendo mantequilla, queso, requesón ni pasteles, por aquello de las tres leches y no se puede facturar para generar IVA.
Tampoco el Virrey debe desconocer que la Secretaría de Hacienda, léase el SAT, no está otorgando citas ni presenciales ni por Internet desde hace tres meses con el pretexto de la Pandemia, por lo que cientos de mexicanos no pueden realizar ni un solo trámite. El principal: la devolución de los impuestos. Los contadores dicen que es plan con maña, pues el SAT tiene retenido algo así como 23 mil millones de pesos a los mexicanos.
Lincosa y su delegado del Bienestar, deberían de establecer otros mecanismos de pago, pues además, es imposible contratarle un contador para cada vaca.
YA QUE entramos a los terrenos de la CuatroT, ahora resulta que López Obrador, va a enviar nuevamente al Ejército a las calles cuando en campaña dijo lo contrario.
No son raros los incumplimientos de las promesas. Lo que si es muy grave es que las fuerzas armadas realizan labores para los que no tienen atribuciones ni la capacitación suficiente.
Es decir, las fuerzas castrenses no están diseñadas para labores de patrullajes.
Pero también, hay que recordar que cuando el presidente Felipe Calderón, sacó al mismo Ejército a las calles, simple y llanamente la estrategia no funcionó y se dispararon violaciones a los derechos humanos de miles de mexicanos.
AMLO, los pone en las calles faltando a su promesa, cuando hace unos años mostró férrea oposición; esto demuestra que la estrategia presidencial de paz, fracaso. Los números de muertes por acciones de alto impacto, se disparan en este periodo del Movimiento de Regeneración Nacional y superan ya cualquier sexenio en proporción.
Veremos que dicen las izquierdas en el país, a quienes no les gustan ver militares patrullando las calles, ¿Acaso ya modificaron su opinión?, en este nuevo avance totalitario.