Hay quien dice que el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, tiene licencia para hacer lo que quiera, pues para eso es el señor presidente; en parte tiene razón.
Pero lo que no debería hacer, es mostrar estampitas protectoras del virus Corona, o por lo menos que nos diga en donde las venden, además de sus innecesarias giras, el no uso del cubre bocas y no aplicarse la prueba Covid-19.
Todo lo que hace el presidente se convierte un ejemplo para bien o para mal, para millones de mexicanos, en donde la representación central del mensaje es que el virus es puro cuento y que con una imagen religiosa se logra ser inmune.
No obstante como dice el dicho mexicano, no hay borracho que coma lumbre. Ahora que viajó a los Estado Unidos, sí hubo prueba anti Covid-19 y por fin se colocó el cubre bocas.
Aunque usted no lo crea esos dos detalles que pueden ser minucias, ya robaron la atención de chairos y fifís, como el mismo segmenta y divide a los mexicanos y los temas centrales de la visita, por cierto la primera al extranjero, quedó en el olvido, mucho antes de que aterrizara en tierra yanqui.
La firma del nuevo Tratado de Libre Comercio es el pretexto, ya está firmado; buscar inversión extranjera no es lo de AMLO. Es más lo poco que los mexicanos le pedimos al presidente es que por lo menos comprometa la certeza y haya seriedad con las inversiones extranjeras, necesarias para elevar la calidad de vida de este país.
Si va en calidad de cachavotos para Trump eso en nada nos beneficia; si desea echarle la mano adelante; finalmente el fifi y conservador Trump, es el presidente más atimexicano del siglo y parte del pasado. Debe ser parte de la mafia del poder.
Sólo hay que recordar la persecución de migrantes, la separación de familias con el enjaulamiento de niños, la cancelación de Medical Care para no residentes y los intentos de desaparecer el DAKA, el programa permite a los hijos de migrantes, los dreamers, trabajar y/o estudiar sin poseer papeles de legal estancia en el país. Del muro ya se ha dicho mucho.
Por lo tanto el presidente -el mexicano- hace lo que quiere, por desgracia, sin importarle los demás ni los de menos.
El ex dirigente de la Sección Octava de maestros, Alejandro Villarreal Aldaz, envió una carta a los medios de comunicación, desde el Cereso donde ha permanecido desde hace tres años, salido tres veces, mismas que ha sido re aprendido en las mismísimas puertas exteriores del penal.
El delito fincado o varios de ellos, son por peculado que en la suma se habla de 20 millones de pesos, que el gobierno de César Duarte, envió a la sección sindical para la construcción o ampliación del edificio, bonos a maestros y otros menesteres y no aparecen, o lo que es peor desaparecieron.
Villarreal se autocalifica como preso político y ha denunciado que hay amenazas y presión psicológica en contra de él y su familia, de hecho habla de amenazas de muerte, por no haberse declarado culpable.
Desde el 2018 está vinculado a proceso, con prisión preventiva por parte de la jueza María Alejandra Ramos. Los abogados especialista en la materia opinan que ciertamente la vinculación a proceso es correcto, pero con fianza y reparación del daño sería suficiente para estar en casa, con un GPS en el pie y firmando cada semanita.
Ahí está el fundamento de “preso político”, cuando otros, como los testigos protegidos y personajes con delitos mayores y agravantes ya están en casa, sólo -estos últimos- por haberse declaro culpables y como dicen en el argot policiaco, haber soltado la sopa.
El documento que envía a los medios de comunicación, tiene que ver ahora con maltrato físico, psicológico, violación de derechos humanos y confinamiento extremos en donde el ex dirigente, permanecerá en una celda, de donde no saldrá ni para comer.
El denuncia seña que el fin de semana solicitó los servicios médicos ante un fuerte cuadro de resfrió, lo que parecería un contagio de Covid-19. Pero no se fue atendido y días después lo mandaron confinar en una celda con derecho a nada, ni siquiera una llamada a su familia.
Estos maltratos, encierros y violación a los derechos fundamentales lo obligaron a iniciar una huelga de hambre y en el caso de fallecimiento, señala como responsables al directos del penal, al titular de de los servicios médicos y a la jueza de la causa. Antes responsabilizó al gobernador del Estado, Javier Corral Jurado.
Cosa de corroborar los dichos, pero desde dentro del PRI está el rumor a todo lo que da, en el sentido la reunión de ex dirigentes estales del PRI y las que vienen van efectivamente por la unidad y propuestas ante tan bagaje.
Lo interesante es que los ex están mirando hacia la frontera y decantó, cuando sean los tiempos y las formas apuntan hacia El Teto Murguía Lardizábal y no por Graciela Ortiz ni por Omar Bazán.
Dicen que los ex están muy sentidos ante el pre destape del actual dirigente estatal, sin ni siquiera haberles mandado un mensajito de texto, vía celular.
Desde luego que no son todos los que son, ni todos los que van en esta rebelión a brazos caídos; lo bueno entonces vendrá el próximo sábado cuando se buena a reunir para ver si la teoría del complot se comprueba o se desecha.
Por ahora la teoría del sospechosísmo prevalece, pues los convocantes son los ex dirigentes y no el CDE del partido lo que es mucho, para el revolucionario que siempre ha sido institucional.