EL GOBIERNO y los concesionarios deberían centrar su atención en el transporte público, pues se han convertido en alto riesgo de contagio, debido a que no se respeta el aforo; pasajeros y choferes en su mayoría no usan cubre boca y no hay sanitización en cada vuelta como se anunció al principio.
El transporte público quien moviliza, pero a la vez concentra a cientos de miles personas durante el día y en donde un pasajero portador del virus, asintomático o no, puede contagiar a ocho en su entorno, en un lugar cerrado (como los camiones) y por cada unidad.
Sin embargo, no hay conciencia social, ni voluntad oficial, menos de propietarios y choferes, para respetar el aforo y exigir el uso obligatoria de cubre bocas, antes de abordar y durante el traslado.
Unas medidas que resultan sencillas y básicas, pero no se asumen ni se imponen, pese a su importancia.
Desde luego que los camiones no son los únicos puntos de alto riesgo; tal vez, le sigue la zona centro de la ciudad que hierve de vendedores (y compradores), los tianguis de el sur y norte de la ciudad, que parecen playas sin agua y arena en Semana Santa, las presas y centros recreativos al aire libre, en fin si realmente se quiere abatir los contagios sólo falta mano dura.
En realidad no se necesita más policías de los que destina la alcaldesa María Eugenia Campos Galván para su escolta personal y familiar, la de sus directores y alguno que otro regidor, en donde participan mínimo 200 agentes. Increíble.
EL PRÓXIMO sábado, el presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, tomará la protesta 60 nuevos dirigentes municipales en igual número de municipios de la entidad.
Representa la renovación total del los municipios (excepto 7 que tienen otras circunstancias), en un evento que se realizará virtual a través de zoom, presidida por Moreno Cárdenas y por el dirigente estatal, Omar Bazán Flores.
Esta nueva estructura la básica, es la que llevará en las espaldas el próximo proceso electoral, de un PRI que no es gobierno y que deberá de partir del tercer lugar en las preferencias actuales electorales.
Un gran reto para la militancia y dirigencia priísta en donde los escenarios no les favorecen, salvo que ocurra una alianza inimaginable.
EL INICIO de la militarización del país está en ciernes, como una estrategia de control social, luego el político en perpetuidad de AMLO, bajo las banderas de la anticorrupción y en contra de los conservadores.
Parecería una afirmación exagerada, pero así sucedió en la Bolivia de Evo Morales, en la Venezuela de Chávez-Maduro; y en la Cuba desde 1956. Por ahora no hay prisa, salvó que López Obrador pierda el año próximo la mayoría en las cámaras de diputados y senadores.
Lento, sigiloso pero seguro. Primero fue la creación de la Guardia Nacional, luego la sacó a las calles, con el pretexto de la inseguridad; la envío a la frontera sur y norte del país por aquello de los migrantes.
Ahora la Guardia Nacional, o sea el Ejército acaba de “tomar” las aduanas del país, en donde no sólo son la entrada de las mercancías, sino de las personas, es decir, es el control de los accesos internacionales y construyen el aeropuerto de la 4T, el que tendrán bajo custodia. Ni más ni menos.
Pero también, los militares atienden la contingencia de la Pandemia, están en hospitales públicos; van a controlar los miles de bancos del Bienestar y para nuestro caso en las presas.
AMLO en su discurso de 18 años, siempre dijo que el Ejército debería estar en los cuarteles, claro así le convenía desde la oposición; ahora en el gobierno bajo la intención de la perpetuidad del nuevo socialismo (que de nuevo no tiene nada), van a estar en cada esquina, como sucede y sucedió en las dictaduras, las actuales y pasadas.