Simuladores y cínicos

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Por Luis SILVA GARCÍA

CHIHUAHUA CHIH.- Desde hace unas semanas analizamos, desde el punto de vista socio político, el fenómeno de la simulación que se da muy marcadamente entre los que se dedican a buscar puestos públicos, y particularmente de elección popular, en todo el mundo, pero nuestro querido México está resultado por demás ejemplar en esta materia.

La amalgama de diversos factores nos lleva a la tristísima realidad de contar con políticos simuladores a diestra y siniestra, de todos tipos, de todos niveles, desde alcaldes de rancho hasta Presidente de la República, pasando por regidores, diputados locales diputados federales, senadores y gobernadores, sin descartar a funcionarios designados en los diversos niveles y poderes de la estructura gubernamental mexicana.

A la pregunta de ¿por qué en México los simuladores, que luego se “gradúan” también con honores en cinismo, pululan como si brotaras de las alcantarillas? La respuesta tiene que ver primero que nada con el alto nivel de ignorancia que nos cargamos en este pueblo del Cielito Lindo y Querido.

Desde hace ya más de 50 años las escuelas normales de nuestro país son calificadas por los expertos como de las que cuentan con niveles más bajos en todo el mundo, siendo que la profesión pedagógica se estudia solamente al nivel de carrera técnica, es decir, los chavos pasan directo de la secundaria a la normal, como si nos urgiera tener muchos maestros, aunque sin cuidar el nivel.

Por este y otras situaciones tenemos tantos mentores que lo único que les interesa es grillar para tener mejores prestaciones, hacer manifestaciones y lograr avanzar en los escalafones, sin importar ni su formación, y menos aún la de los chamacos de su salón de clases.

Luego de tantos años con el problema de bajo nivel educativo en México, el resultado es que la ignorancia es campante en todos los estados, y se acentúa más aún conforme las comunidades tienen menos recursos económicos.

No es de admirar entonces que el voto no sea razonado en muchos sectores de la población: pues si no se razona nada, si en la escuela no nos enseñaron a pensar y analizar, pues como ahora resulta que esperamos que la gente procese en su cerebro los factores, examine elementos y luego arroje conclusiones de alta inteligencia para resultados efectivos, no, pues no le pidamos peras al olmo.

Pero tampoco se trata de menospreciar a nadie: No solamente en las capas populares es notoria la ignorancia; yo insisto en destacar la realidad de que tenemos muchos, miles, de licenciados, maestros y doctores, que pasaron por la universidad pero, pese a ello siguen siendo analfabetas funcionales, es decir, ni siquiera su nivel de lecto-escritura es aceptable, menos podemos esperar resultados brillantes de su raciocinio. Y así, con ese pobre, nivel, ejercen su profesión.

En los países donde se cuenta con buenos niveles educativos, un maestro, del nivel que sea, aun de preescolar, cuenta con estudios sólidos de nivel profesional. Pero en México no es así, ni siquiera con la mayoría de maestros de universidad. Claro, hay científicos, investigadores, maestros y académicos mexicanos muy destacados, pero no es porque el sistema nacional arroje esos resultados, y generalmente esos destacados han tenido la oportunidad de formarse en el extranjero.

Esta misma ignorancia se refleja en los medios de comunicación, que ahora están enfocados más al escándalo que a otra cosa. Los programas o medios que tienen más impacto son los que manejan nota roja. Ahí ya poco o nada hay de la tarea de formación social de los medios de comunicación.

En las pasadas elecciones se dieron resultados que tienen su marco tanto en la ignorancia como en los intereses y en la clase de políticos con que contamos. Morena logró mejores resultados en la zona fronteriza norte del país, en la zona popular metropolitana del Valle de México,en estados reconocidos por su endémica marginación, como los del sureste, y en el Pacífico Norte.

Todas estas regiones tienen un denominador común: son zonas donde el crimen organizado mantiene más control y operaciones, sin que en otras partes del país no exista. Por desgracia el crimen ya está en todos lados.

En cuanto al cinismo, podríamos estar día y noche mencionando ejemplos de esas personas, en la política, que ya no se conformaron con ser simuladores, con engañar al gobernado con mentiras demagógicas, sino que además dieron un paso hacia el cinismo.

El caso más claro y que a todos los mexicanos nos compete es el del Presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien ya parece no importarle absolutamente nada, ni lo que opinen sus gobernados, ni lo que se diga a nivel internacional; al parecer a él solamente le importa lo que él piensa y lo que le dicen sus esbirros que le rodean.

La situación de la República Mexica es grave, en el gobierno de AMLO los indicadores económicos y sociales se han ido al suelo, los programas de apoyo y beneficio a los sectores fueron cancelados y las instituciones autónomas, que son el soporte de la participación ciudadana, están siendo socavadas por el ejecutivo.

Y no hay señas de que el esquema autoritario de este Presidente sirva para el bien de la nación, antes al contrario, se suman muestras de que el propósito es la división, el encono, el odio, que fomenta con su gobierno entre los mexicanos.

Estamos al borde de conflictos que no serán solamente por ideologías y resultados de gobierno, sino por el odio, clasismo y discriminación que fomenta el propio AMLO con sus comentarios irresponsables y sin fundamento que lanza diariamente, solamente para que en México haya ruido y la gente se quede con la idea de que su gobierno está haciendo algo.

Tenemos un mandatario simulador y cínico. Cuidado por el rumbo en que empuja a la nación.