Andrés Manuel López Obrador: el interés personal frente al interés colectivo

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Por Carlos JARAMILLO VELA

CHIHUAHUA CHIH.- El presidente Andrés Manuel López Obrador persiste en su línea discursiva, encaminada a continuar tejiendo día a día el entramado de su plan y proyecto ideológico.

Un proyecto que parece haber sido ideado para mantener el poder y no para usarlo realmente en beneficio de la colectividad.

Es una realidad que el mandatario nacional sigue dividiendo a los mexicanos, ahora el tema que el presidente pretende poner en boga a través de su cotidiana narrativa mañanera, es el ataque frontal a la clase media, a la cual ha comenzado a denostar con diversos calificativos entre los que figura el que, de un modo despectivo, los tilda de “aspiracionistas”.

Ante esta nueva ofensiva presidencial surgieron numerosas y justificadas críticas que con sobrada razón señalan la imprudencia con la que el titular del Poder Ejecutivo se conduce al proferir sus desafortunados comentarios.

La consecuencia lógica de tal censura fue una especie de corrección, que se hizo evidente cuando, en días recientes, López Obrador trato de enmendar su error diciendo que lo que pretende es “constituir una nueva clase media, más humana, más fraterna”.

Alguien le hizo ver sus desatinos y el presidente López Obrador lo escuchó, sin duda, sin embargo, el mandatario ha dado sobradas muestras que permiten calificarlo como un hombre que generalmente no cambia su postura a pesar de que esta vaya a contrapelo del sentido común y la razón, o de las recomendaciones que pueda recibir por parte de sus asesores.

Con una actitud así, un jefe de Estado difícilmente podrá desempeñar un óptimo ejercicio de gobierno aunque se encuentre rodeado de un gran equipo de colaboradores.

Quizá para muchos resulta extraña la forma de conducirse del presidente Andrés Manuel López Obrador, sin embargo, si se le analiza desde el punto de vista de la lógica de poder tal vez cuando menos para el presidente mismo tenga cierta explicación o sentido tan controversial comportamiento, pese a lo cuestionable que resulte este bajo la perspectiva ética.

La actitud mostrada por el presidente durante su primeros dos y medio años de gobierno parece indicar que en su discurso y en sus actos subyace estala lógica del poder, cuyo principal propósito es conservar el control absoluto del poder individual y corporativo, es decir, concentrar el control unipersonal del poder por parte del mandatario, y mantener, al costo que sea, a su partido por encima de los demás institutos políticos.

Bajo dicha tesitura, queda en segundo término la lógica del bienestar común, no obstante ser está el fin primordial del quehacer político.

Así, día a día, “mañanera” tras “mañanera”, en los hechos cotidianos el discurso del presidente López Obrador y su actuación revelan claramente un afán de privilegiar el interés personal, a costa del supremo interés colectivo.