BRASIL.- Argentina terminó ganando su título número 15 en la Copa América en un escenario que hace dos meses no se imaginaba: derrotando a Brasil en el Maracaná.
Fueron 28 años de sequía y terminó celebrando en la casa de su máximo rival, en un torneo que iba a compartir con Colombia, que luego iba a hacer en solitario, y que después el covid-19 mandó a suelo brasileño.
Ahora, Lionel Messi ya puede decir que, ahora sí, pudo ganar un título de mayores vestido de albiceleste. Sin mucho brillo en la final, todo hay que decirlo. El ‘10’ había hecho la tarea en los partidos previos, participando en nueve de los 11 goles de su equipo: anotó cuatro y aportó cinco asistencias. Ya puede estar tranquilo.
A pesar de lo que sugerían los nombres, a pesar de que estaban Brasil y Argentina en la cancha, cada uno respaldado con un genio con el 10 en la espalda, como Neymar y Lionel Messi, el partido salió diferente, en el que se necesitaba decisión y fuerza, más que fútbol. En los primeros 20 minutos fue más lo que se pegaron que lo que jugaron: se pitaron 12 infracciones y el árbitro uruguayo Esteban Ostojich se quedó corto, al sacar una sola tarjeta amarilla.
Pero apareció una genialidad para poner a Argentina en ventaja en un Maracaná que, tímidamente, tuvo algo de calor y de color en la tribuna luego de una Copa América sin público. Celebraron los de camiseta albiceleste, en las gradas y en la cancha, gracias a un pase largo de Rodrigo de Paul, un pique de Ángel di María y una definición por encima del portero Éderson Moraes.
Los argentinos, tan dados a las cábalas y los agüeros, recordaron inmediatamente que Di María hizo un gol igualito en la final por el oro olímpico en Pekín 2008. Y que con ese tanto salieron campeones, venciendo a Nigeria.