CDMX.- En una nueva intentona de imponer el asesinato de los bebés en formación, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha emprendido un proyecto que busca normalizar el aborto al despenalizarlo en Coahuila y en Sinaloa, con diversos subterfugios legales, lo cual sentaría jurisprudencia para luego aplicarlo en cualquier otro estado.
De esta manera, el aborto quedaría de facto despenalizado a nivel federal, lo que significa
que un puñado de ministros progresistas, plegados a la agenda del globalismo socialista y
del Poder Ejecutivo en México, desde sus escritorios condenan a cientos de miles de seres
humanos a morir en el vientre de sus madres.
Resulta inaceptable que la máxima instancia del Poder Judicial no guarde una sana
distancia con el gobierno federal y con Morena, y colabore en franca connivencia para el
desahogo de la agenda de la nefasta “perspectiva de género”, estrategia del marxismo civil
para destruir a la familia tradicional. De facto ha quedado abolida la separación de poderes
en México.
Los ministros de la Suprema Corte no imparten justicia, ya que no defienden el derecho
humano a la vida –el primero de todos y el más valioso- de todas las personas: colocan por
encima de la dignidad de los que van a nacer, a las mujeres que quieren abortar.
Estos señores de la toga olvidan que aquellos que se gestan en el vientre materno también
son seres humanos, y también son mujeres u hombres, y que sus vidas son valiosas delante
de Dios y de la Constitución, así como de los tratados y acuerdos internacionales que
México ha suscrito.
La Suprema Corte de Justicia, de forma infundada, pretende en Coahuila declarar
inconstitucional la protección del concebido, bajo la premisa de que vulnera los “derechos
reproductivos y sexuales” de la mujer, y su “derecho a decidir sobre su propio cuerpo en
cualquier momento del embarazo”.
Pero cabe subrayar que los derechos de la mujer son, en el liberalismo clásico, los mismos
que los del hombre, sin distinciones. No existen “derechos” exclusivos de un sexo o del otro, y mucho menos el aborto es un “derecho de la mujer”. Hasta dónde han llegado los ministros con sus ideas progresistas…
Es imposible que los ministros de la Corte ignoren que la mujer puede decidir sobre su
cuerpo, pero que uno no aborta su propio cuerpo, sino el de otro ser humano, que es
desechado con crueldad y sin respeto a la vida y a su dignidad, ni a sus más elementales
derechos humanos.
La Corte está convalidando la normalización del asesinato de cientos de miles de bebés en
gestación, algo que sólo puede calificarse como diabólico.
Asimismo, busca declarar como inconstitucional en Sinaloa el derecho a la vida de toda
persona desde la concepción, bajo el argumento de que ni los embriones ni los fetos son
merecedores de la misma dignidad que cualquier persona posee, pues “vulneraría el
derecho a la salud sin discriminación” y a la “privacidad” de las “personas gestantes”.
Nótese el lenguaje “woke”, progresista, que ha adoptado ya en la Corte, lo que revela su
inclinación ideológica, al llamar a una mujer “persona gestante”. La mujer es una mujer y
siempre lo será, no una “persona menstruante o gestante”.
Asimismo es absurdo el criterio aplicado al relacionar el “derecho a la salud”, con un aborto.
Abortar no es parte ningún derecho a la salud. Habría que preguntar a los bebés en
gestación si están de acuerdo en que los ministros autoricen su muerte escudados en una
delirante interpretación del “derecho a la salud”.
Las organizaciones que suscribimos este comunicado exigimos el respeto sin excusas al
derecho humano a la vida, desde la concepción y hasta la muerte natural.
¡Por un México fuerte y con valores!
¡Por una Patria unida en Dios y libre del aborto!