EL POLVO DE LOS TIEMPO

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Desde 1962 y Delicias vive tiempos de bonanza

Por Carlos GALLEGOS PÉREZ

DELICIAS CHIH.- En 1958 había llovido tanto que Las Vírgenes y Boquilla almacenaron agua para varios ciclos agrícolas, a razón de dos por año. Dos 24 meses antes, el H Congreso del Estado, merced a las gestiones de los diputados, uno federal y otro local, Armando Bejarano Pedroza y Cuco Rodríguez Ramírez, la población fue ascendida a la categoría de ciudad.

El 25 de julio del mismo año había sucedido algo increíble sobre el cielo encapotado de la progresista mini urbe: desde las nubes se vino a pique una avioneta con número de matrícula 777.

Eso no fue lo insólito, sino que una vez en tierra, de su cabina, un poco un poco achatada por el trancazo, emergió lívido y temblorino, con los pantalones a media nalga, como salía en las películas, el mimo michoacano Mario Moreno, el genial Cantinflas.

Una vez repuesto del susto y de nuevo en los sets, en recuerdo de aquel aterrizaje forzado bautizó al personaje de una de sus películas como el Agente 777.

El alcalde era Carlos G Muñoz, con Carlos Olivas Chávez calentando la banca en calidad de suplente.

Cuando le preguntaban que de qué se ocupaba, además de producir un pisto bárbaro bajo la etiqueta de Brandy Caminante, soltaba un curioso dicho que evidenciaba que ardía en ganas de que también en su milpita lloviera y se le hiciera sentarse aunque fuera durante unos meses en la silla mayor del Municipio.

Decía: ” Pues mi amigo, aquí estoy parado como el venado correteado, con una oreja parada hacia adelante y la otra hacia atrás”.
Y así se quedó.
El beisbol era la religión deportiva de la región, en tanto el fut empezaba a hacerse de adeptos promovido, entre otros, por el químico Oscar de la Rosa, a quien como buen chilango le encantaba darle de patadas a un balón.

En los sectores fifís surgió el tenis, tanto entre varones como entre damas.
En una de estas fotos, tomada precisamente en el año del que hablamos en el primer renglón de este recuerdo, vemos a Norma Delgado, Leticia Domínguez, Maria Elena Hernández, a la señora Quevedo, a Mirita Flores, Aída Cheda y Paty Terrazas Allen, pioneras del deporte blanco a nivel local.

La guardó para sus ojos la familia Pérez Hernández

En la otra, de la misma colección, nada más que de 1964, vemos a cinco de las anteriores deportistas, colocadas en otro orden, a punto de iniciar un partido en la cancha ubicada en el triángulo que forman las avenidas Río Conchos, 5a y calle 1a Oriente, donde después estuvo el restaurante Celebridades, de Chacho Ochoa Bunsow, hoy almirante, Miguel Madero Muñoz, a la fecha jubiloso jubilado y Carlos Blake Amaya, feroz vencedor del Covid.
60 años después recreamos las pupilas evocando aquella época, aquellos antepasados nuestros, aquellos lejanos ayeres del viejo Delicias, que en un parpadeo se disolvieron en el polvo de los tiempos.