AQUEL SOL QUE TOSTÓ SU PIEL

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Por Carlos GALLEGOS PÉREZ

DELICIAS CHIH.- Ahora que andan con la ventolera de tripular hacia atrás la máquina del tiempo detendiéndola en aquellos lejanos años en que el cultivo del algodón era tan redituable que a sus albos capullos les decían el oro blanco, está bueno que vean estas fotos de la familia Cano Blake y a través de ellas deleiten la pupila y hagan magia en sus corazones.

Son de 1938, apenas tres años después de que Delicias dejó de ser una comisaría del municipio de Rosales y en base al trabajo de sus habitantes llegados de medio mundo adquirió la categoría de minicipio.

El auto del patrón, con él posando arriba de un montón de la rica cosecha, una casita de adobe, un peón con pantalón de pechera, unos pizcadores ensombrerados contra el sol, un camioncito cargado rodeado por los satisfechos agricultores, listo para salir hacia el despepitador donde se elaborarían las pacas que luego saldrían en tren rumbo a los mercados y el billete.

En ambas tomas se divisa el cielo azul, la lejanía de un horizonte inalcansable, unas nubes pasajeras, al término de una jornada más arrancando a la tierra se fruto esquivo, renaciendo la esperanza de que ese año sí frutara su esfuerzo con precios que desquitaran su rudo trabajo y la friega de sus lomos.

Así mismo, asina mero empezó Delicias, que luego de 88 años continúa adelante, con los tropiezos y problemas connaturales a la vida misma, pero siempre bajo el mismo sol que tostó la piel de aquéllos que un día soñaron con fundar y desarrollar la gran ciudad en la que hoy estamos.

Al terminar un año más recordémoslos con cariño y al ver nuestro cielo veámoslos a ellos, a ellas, a quienes un día le dijeron adiós a la tierra que les dio sustento.
En el recuerdo de cada quien guardemos un nicho a su memoria.

¡BIENAVENTURADO 2022!