EL EXGOBERNADOR César Duarte Jáquez, recibió su primera alta en el hospital privado Star Médica de la capital y de ahí fue trasladado al Hospital Central del estado a continuar con el tratamiento y recuperación de manera adecuada.
Duarte fue cuestionado por su segunda hospitalización (en prisión) en nosocomios privados. Las críticas desde la CuartaT, hablaron de privilegios otorgados desde Palacio de Gobierno al exmandatario. Acusaron de manera directa a la gobernadora, María Eugenia Campos Galván.
Sin que se considere una defensa hacia nadie, hay qué ver las variables que inciden el caso de la deteriorada salud del exgobernante.
La primera y tal vez, la más importante, es preservar la salud del importante reo; reconocer que el Cereso, en su área médica no tiene personal ni los instrumental, para una operación quirúrgica en la columna vertebral y cérvicas, menos para un implante óseo en esa zona; suponemos que ese fue el razonamiento del juez de Ejecución de Penas, Ernesto Armendáriz Ituarte.
El delgado de Bienestar y representante del Gobierno Federal, Juan Carlos Loera de la Rosa, no cree o por lo menos eso demuestra, que el viejo adagio, predice que con la salud no se juega y el otro, expresaría que a nadie se le desea la muerte.
Sabios dichos desde la vox populi, que el delegado de Bienestar. incongruente e incoherente, los manda a la basura cuando el retórica, como estribillo desgastado dicen que “el pueblo es el que manda”. Habría que ver a qué pueblo se refiere.
Pero además, hablando de intervenciones quirúrgicas, El supermán de Chihuahua, debería transparentar en que hospital se operó en la misma región corporal que Duarte y cuánto pagó, él o la delegación de Bienestar. Lo descartable es que haya sido en el IMSS.
LUEGO del paréntesis de Loera, hay que decir el juez de la causa, autorizó internar a Duarte Jáquez en un hospital público para que continúe su tratamiento y recuperación, lo que se entiende y decíamos, el Cereso ni cómo darle continuidad médica al caso.
Por otra parte, lo del exmandatario parecería más bien un acto jurídico y mediático, cuando afirma que se va al Hospital Central debido a que “no tiene dinero”. El capital no se lo van a acabar ni sus bisnietos, aunque fueran en extremo y en el supuesto, derrochadores.
De risa claro, pero luego eso pega en la percepción social, para buscar una “limpia,” cual brujería, y el perdón colectivo.
ESTE día estará en Ciudad Juárez la esposa del presidente Andrés López Obrador, la señora Beatriz Gutiérrez Müller, obviamente se trata de una visitante distinguida.
Se quiera o no toma decisiones importantes e indudablemente le habla al oído al jefe de jefe del Ejecutivo Federal.
Seguramente por eso la gobernadora Maru Campos y el alcalde de esa frontera, Cruz Pérez Cuéllar, estarán más que puestos para arropar a la primera dama (no se reconoce con tal titulo) la esposa del presidente.
Presentará por la mañana un programa de lectura para niños, adolescentes y jóvenes, lo que se aplaude en un país que necesita lectura, cultura y conocimiento, aunque su pareja prefiera a los ignorantes.
Lo que en todo casa llama la atención es que busque regalar libros a los sicarios, para que modifiquen su reprobable actitud a través de la lectura, lo que nunca van a hacer, por lo menos en cuanto a la lectura.
El otro factor es que estará acompañada por el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, quien ha sido en extremo cuestionado por sus frecuentes visitas, sin tareas diplomáticas a Palacio Nacional.