- De cara a las elecciones del 2024
- Lograr la unidad pluralista
Por: José Luis JÁQUEZ BANDERRAMA
CHIHUAHUA CHIH. – Las naciones que tienen madurez democrática lo han logrado a través del fortalecimiento de las instituciones en un marco del derecho y la participación activa de los ciudadanos.
México ha demostrado avance democrático en recientes elecciones, sustentado en un árbitro confiable, en este caso el Instituto Nacional Electoral (antes IFE) los tribunales electorales y al respeto al sufragio. Aunque hoy aparecen amenazas que nos hacen recordar el régimen unipersonal.
Pero además contamos con medios de comunicación independientes, una de las más importantes manifestaciones de expresión en países libres, por ello deben considerarse como un instrumento privilegiado de intermediación política.
La competitividad partidista es una realidad en México, pero aún sobreviven “facciones” que pretenden regresar a las viejas “practicas electorales”, que deberían formar parte de un “museo electoral”. Un ejemplo, darle el manejo electoral al gobierno.
El conflicto y división de los partidos; el gasto excesivo en las campañas, los malos candidatos, las promesas incumplidas y la creciente corrupción, han llevado a muchos sectores de la población a perder la confianza hacia representantes de los órganos políticos.
Muchos de los “dirigentes” de los partidos no han sabido enarbolar los principios de estas representaciones políticas. Más bien actúan como “facción”. Nada bueno para una nación democrática.
Partidos y facciones
Acababa de iniciarse la segunda mitad del siglo XVIII cuando Voltaire afirmó en su Encyclopédie: “ el termino partido no es, en sí mismo odioso, el término facción siempre lo es”.
En cuestión etimológica y semántica, facción y partido no tienen el mismo significado. La facción, mucho más antigua,se deriva del verbo latino facere (hacer, actuar) y la palabra factio, que llega a indicar, para los autores que escriben en latín, un grupo político dedicado a un facere, es decir perturbador y nocivo, a “actos siniestros”. Así, el significado primario que expresa la raíz latina es una idea de hubris, de comportamiento excesivo, implacable y, en consecuencia, nocivo.
La palabra “partido” se deriva también del latín, del verbo partire, que significa dividir. La palabra “partido” se prestaba a una utilización más flexible y más suavizada. “Partido” expresaba básicamente la idea de parte y por sí misma un término derogatorio: Es una imagen analítica.
Cuando la palabra “parte” se convierte en “partido”, se dispone, pues, de un término que está sometido a dos atracciones semánticas opuestas: Por una parte, la derivación de partire, dividir, y por la otra la asociación con participar y, en consecuencia, con compartir.
“Los partidos basados en principios, especialmente en principios abstractos y especulativos, sólo se conocen en los tiempos modernos y quizá sean el fenómeno más extraordinario e inexplicable que se haya dado hasta ahora en los asuntos humanos”. Dice Giovanni Sartori en su libro “Partidos y Sistemas de Partidos”.
Los partidos superan a las facciones porque no se basan sólo en intereses ni sólo en afectos sino también y sobre todo, en principios comunes.
Burke, lo cita Sartori, dice, “un partido es un cuerpo de hombres unidos para promover, mediante su labor conjunta, el interés nacional sobre la base de un principio particular acerca del cual todos están de acuerdo”.
Agrega, el conflicto en torno a los aspectos fundamentales no es una base posible para la democracia, ni de hecho para ninguna comunidad política: Ese conflicto lleva a la guerra interna y a la secesión como única solución. El consenso es una “unidad pluralista”.
El pluralismo sigue siendo la base principal sobre la cual se puede sostener y legitimar el principio limitado de la mayoría: Que quienes se hallan en la mayoría deben respetar los derechos de la minoría.
Las elecciones del 2024 se presentan como la gran oportunidad para que de manera conjunta: sociedad, autoridades electorales, partidos políticos y medios de comunicación den un paso trascendente en lograr la unidad pluralista. ¿Usted qué opina?