JIRONES DE NUESTRA HISTORIA
LOS 5 MEXICANOS QUE DETUVIERON DOS GUERRAS: LA GUERRA DE LETICIA, ENTRE COLOMBIA Y PERÚ; Y LA SANGRIENTA GUERRA DEL CHACO ENTRE PARAGUAY Y BOLIVIA
Por:José Luis JARAMILLO VELA
La Sociedad de as Naciones
DELICIAS CHIH.- En 1919, después de la I Guerra Mundial, el Presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson lanza un plan de catorce puntos y propone al mundo la creación de la Sociedad de las Naciones, un organismo que por sí mismo y basado en sus estatutos, vea por la paz y la seguridad del mundo y a la vez, tenga la suficiente autoridad legal, política, diplomática y moral, para intervenir en los conflictos entre naciones, ya sea para evitar un conflicto o para acabar con una confrontación.
En ese momento, México estaba saliendo del período de la Revolución Mexicana y estaba lidiando con el asesinato de Venustiano Carranza, situación que daría paso a un presidente interino como Adolfo de la Huerta, que convocara a elecciones constitucionales y que ahora sí, México iniciara el tránsito hacia una vía democrática, por eso México no se adhirió de momento a la Sociedad de las Naciones, aunque ya había dado signos de una política exterior neutral y amistosa.
En 1931, México ya contaba con un gobierno más sólido y una política exterior amistosa, ya muy bien perfilada y definida hacia la neutralidad, hacia la paz y hacia el entendimiento y el respeto entre los pueblos, y decide adherirse a la Sociedad de las Naciones; el Presidente Pascual Ortiz Rubio instruye al Secretario de Relaciones Exteriores, Manuel Téllez, a dar los pasos necesarios para la admisión de México en la Sociedad de las Naciones. México entró con el pie derecho al ser admitido por unanimidad, sin una sola objeción y sin ninguna observación, señal clara de que la política exterior mexicana estaba ganando respeto internacional.
La doble prueba de fuego
En septiembre de 1932, estallan dos guerras en Sudamérica, el día 1 la Guerra de Leticia entre Colombia y Perú y el día 9 la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay; el primero, era un conflicto limítrofe entre Colombia y Perú, en plena selva amazónica, mientras que el segundo era un conflicto territorial por la región desértica de El Chaco, un gran desierto que ya desde la época colonial estaba en conflicto.
Aquí es cuando se presenta la prueba de fuego para la diplomacia mexicana y su política exterior, la Sociedad de las Naciones decide intervenir y propone un Comité de Tres, para solucionar el conflicto que ya era una franca guerra fraticida; ya se habían ofrecido países europeos como Francia, Suiza y Austria para ser mediadores en el conflicto, pero la Sociedad de las Naciones tomó una sabia decisión, crear el Comité de Tres entre Colombia, Perú y México como mediador internacional, de no funcionar dicho comité, se convocaría la mediación de más países.
La Guerra de Leticia
La ciudad de Leticia es la ciudad más austral, más al sur de Colombia, pertenece al Estado de Amazonas en Colombia, es frontera y está conurbada con la ciudad de Tabatinga, Estado Amazonas, Brasil; estas dos ciudades conurbadas están divididas por la frontera artificial entre Colombia y Brasil y están separadas por una calle que se llama Avenida de la Amistad, de libre tránsito, sin puestos fronterizos; frente a estas dos ciudades, y dividida por el Río Amazonas, se encuentra Santa Rosa de Yavarí, Estado Loreto, Perú; en ese punto concurren los límites fronterizos entre Colombia, Brasil y Perú y se le conoce internacionalmente como “Sector Tres Fronteras”.
En esa época, Perú veía la fuerte presencia de Brasil y Colombia en la Amazonia, presencia que ellos no tenían; además veían que eso generaba una buena relación amistosa entre esos dos países en la zona, ya que las ciudades de Leticia y Tabatinga estaban conurbadas; otro factor era que en los años 1700, la región de Leticia perteneció al Virreinato del Perú, pero por una decisión de la Corona Española pasó a ser parte de la Gran Colombia; a eso se le suma que desde 1931 los intelectuales peruanos comenzaron a influir en la opinión pública, considerando que Perú estaba en desventaja frente a Brasil y Colombia y que la única manera de equipararse era afianzando la presencia peruana en sus territorios amazónicos; como producto de esa presión pública, un grupo de ciudadanos forma la “Junta Patriótica del Perú”, con la intención de recuperar la región de Leticia para Perú, a pesar de los tratados con Colombia.
El jueves 1 de septiembre de 1932, llegaron a la ciudad de Leticia, Colombia un grupo de cincuenta soldados y oficiales peruanos, al mando del Alférez Juan Francisco La Rosa y el Ingeniero Civil Oscar Ordóñez; del lado peruano cruzaron el Río Amazonas y tomaron por asalto a la ciudad de Leticia, cuyos habitantes nunca se esperaban tal actitud de sus vecinos peruanos de Santa Rosa de Yavarí, quienes entraron a la ciudad disparando a casas y edificios, tomando prisioneros a todas las autoridades, así como a veinte policías; estos militares peruanos actuaron totalmente por su cuenta, no recibieron ninguna orden superior… pero eso nadie lo sabía.
Esta invasión a Colombia provocó tres reacciones: en Bogotá, el Gobierno de Colombia envía sus tropas a defender y recuperar su frontera sur; en Río de Janeiro (en ese momento la capital de Brasil), el gobierno brasileño decide mantenerse expectante y neutral, solo reforzando su Guardia de Fronteras; en Lima, el Presidente de Perú, General Luis Sánchez Cerros, furioso por la invasión a Colombia por parte de un grupo de militares y civiles no autorizados para ello, ponen en predicamento al gobierno peruano; el Presidente Sánchez Cerros sopesa la situación y decide apoyar la invasión, sabiendo que de no hacerlo, su gobierno sería tachado de impopular y envía a las tropas peruanas a la frontera con Colombia. Hasta ese momento el único que sabía que los invasores no contaban con la aprobación del gobierno, era Perú, quien al enviar tropas validó la invasión y se desató la guerra. Ambos países se trenzaron en el Río Amazonas con sus respectivas flotas fluviales; Colombia defendió la ciudad de Leticia con todo su poder terrestre y utilizó a doce pilotos mercenarios alemanes para atacar con su fuerza aérea.
El Comité de Tres, la mediación de México y sus negociadores
La Sociedad de las Naciones le solicita a México como mediador internacional, el Presidente Abelardo L. Rodríguez acepta con la condición de que tanto Perú como Colombia acepten su mediación, misma que no solo aceptaron, sino que fue muy bien recibida por ambos países; se procede a designar al equipo de mediadores mexicanos, ellos fueron:
+ Dr. José Manuel Puig Casauranc: Médico y Secretario de Relaciones Exteriores de México; nació en Ciudad del Carmen, Campeche en 1888.
+ Dr. Francisco Castillo Nájera: Médico y Diplomático mexicano en grado de Canciller; nació en Durango en 1886.
+ Lic. Pedro de Alba Pérez: Escritor mexicano y experto en asuntos de Latinoamérica; nació en San Juan de los Lagos, Jalisco en 1887.
+ General de División Juan José Ríos: Militar del más alto rango, ex Secretario de Gobernación y ex Secretario de Guerra y Marina, reconocido por su capacidad de negociación de conflictos; nació en Juan Aldama, Zacatecas en 1882.
+ Ing. Marte R. Gómez Segura: Ingeniero Agrónomo y Diplomático mexicano en grado de Canciller; nació en Reynosa, Tamaulipas en 1896.
A este grupo se le llamó “Comisión Negociadora” del Comité de Tres. Estos cinco valiosos mexicanos se disponen a cumplir su importante encomienda, sin imaginarse que pasarían a la historia no solo de México, sino de Sudamérica. De inmediato se ponen a trabajar, la primera acción es proponer a Brasil como Observador Neutral del conflicto, por estar ubicado en la zona de la guerra, todos lo aceptan; después viajan a Bogotá y Lima, donde se entrevistan con ambos presidentes; el General Juan José Ríos dialoga con los Jefes de las Fuerzas Armadas de los dos países y de inmediato se da cuenta de que la invasión no fue planeada por el gobierno peruano y de que ambos países desearían no estar en guerra, pues se consideran hermanos culturales y étnicos.
Sin embargo, la guerra continúa y la pérdida de vidas es cada vez mayor; Puig Casauranc le pide a ambos presidentes acatar y respetar los acuerdos limítrofes entre ambos países, así como los Tratados de San Ildefonso y no pelear solo porque a un puñado de insurrectos se le ocurrió atacar a la ciudad de Leticia; mientras, el General Juan José Ríos se lleva a los jefes militares de ambos países a la Base Aérea de la Fuerza Aérea Brasileña en Tabatinga, para que desde ahí ambos presencien como sus dos ejércitos se destrozan sin sentido, ambos jefes quedan impactados por lo que ven; al mismo tiempo, el General Ríos emite un informe a Puig Casauranc en el que solicita que Colombia se deshaga de doce pilotos mercenarios alemanes, también propone que únicamente como medida persuasiva, Brasil despliegue su poder militar, aéreo y fluvial en Tabatinga, sin intervenir, sin salir de su frontera y solo como medida disuasiva.
Mientras los dos Gobiernos analizan las propuestas del grupo negociador, la perdida de vidas continúa en la frontera Colombo-Peruana y para colmo de males, estalla la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay; entonces el General Juan José Ríos se saca un as de la manga y le dice a Colombia que los pilotos mercenarios alemanes están repetidamente violando el espacio aéreo brasileño y que de continuar así, los brasileños se podrían involucrar en la guerra, con el riesgo de perder hasta la región entera; mientras que a Perú le dijo que su flota fluvial del Amazonas estaba cañoneando a Leticia desde aguas brasileñas, por lo que Brasil estaba muy molesto y a punto de intervenir, ambas historias eran falsas, pero asustaron a peruanos y a colombianos. Finalmente, la treta del General Juan José Ríos surtió efecto, los Presidentes de Colombia y Perú, temerosos de que Brasil “pudiera intervenir” y los aplastara a los dos países, deciden poner un alto a la guerra, mediante el “Acuerdo de Cese al Fuego entre Colombia y Perú”, firmado el 23 de mayo de 1933 en Ginebra, Suiza.
Las gestiones diplomáticas continuaron hasta llegar a un acuerdo definitivo entre ambos países, que decidieron respetar los Tratados de San Ildefonso de 1777, reconociendo Perú a la Ciudad de Leticia como territorio colombiano; el General Juan José Ríos (quien para entonces se había convertido en el protagonista de la historia), de manera muy diplomática propone que los acuerdos finales se firmen en Río de Janeiro, dándole su lugar a Brasil como Observador, como vecino y como Testigo de Honor del fin de la guerra; el “Acuerdo de Río de Janeiro” se firmó el 24 de mayo de 1934 por Colombia y Perú; ahí se ratificó la potestad de Colombia sobre Leticia, restableciéndose la paz duradera, que
hasta el día de hoy persiste, sin ningún problema ni incidente entre ninguno de estos tres países vecinos. Así fue como estos cinco mexicanos con sus muy buenos oficios lograron detener esta guerra y por la vía diplomática pudieron contener a Brasil por si pretendía intervenir. El Dr. Puig Casauranc dijo que: “Fue un triunfo de la Diplomacia Mexicana que ganó en el campo de batalla y en medio de la guerra el General Juan José Ríos”.
+ En 1987, el escritor peruano Mario Vargas Llosa perdió en las dos vueltas las elecciones presidenciales de Perú frente a Alberto Fujimori, despechado y mal perdedor, Vargas Llosa pretendió incendiar de nuevo el territorio de Las Tres Fronteras, incitando a la gente a recuperar la región de Leticia; el escritor colombiano radicado en México, Gabriel García Márquez lo exhibió a nivel internacional como un pésimo político y un peor ciudadano, mientras que el Gobierno de Alberto Fujimori inició el proceso legal para despojarlo de la nacionalidad peruana, lo que lo hubiera convertido en un apátrida, pero apenas logró conseguir que el Gobierno de España le concediera la nacionalidad española.
La Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay, México de nuevo al rescate
Apenas ocho días después de haber estallado la Guerra de Leticia entre Perú y Colombia, el 9 de septiembre de 1932, estalla la Guerra del Chaco entre Bolivia y Perú; el motivo era la disputa del territorio del Chaco Central, un territorio árido con una extensión de 650,000 km2, casi despoblado y sin explorar. El territorio completo se denomina El Gran Chaco, que anteriormente fue dividido en Chaco Boreal, Chaco Central y Chaco Austral; el Chaco Boreal pertenece a Bolivia, el Chaco Austral pertenece a Paraguay, pero el Chaco Central una parte está en Bolivia y la otra pertenece a Paraguay, y de repente, tras años y años de paz y tranquilidad, de repente ambos lo quieren para sí. ¿El motivo?, el petróleo, desde que se descubrió petróleo en la región, el Chaco Central se convirtió en la manzana de la discordia.
La Standard Oil, Co. de Estados Unidos estaba sacando petróleo del Chaco Central perteneciente a Bolivia y proyectaba un oleoducto por Argentina, para embarcarlo por el Océano Atlántico hacia Estados Unidos; por otra parte, la Royal Dutch Shell, Co., compañía holandesa estaba explotando petróleo en el Chaco Central perteneciente a Paraguay y quería enviarlo a través de Uruguay hasta el Atlántico para de ahí embarcarlo a Holanda. El esquema estaba más que dibujado, la Standard Oil prefería y aconsejaba al Gobierno Boliviano que sería ideal que se apropiara de El Chaco Central; mientras que la Royal Dutchj Shell, hacía lo mismo con el Gobierno de Paraguay; a groso modo esos fueron los motivos que avivaron viejos rencores y problemas limítrofes y se desencadenó la sangrienta Guerra del Chaco.
La Sociedad de las Naciones interviene
Como en el caso de la Guerra de Leticia, varias naciones europeas se ofrecieron a mediar en este conflicto, pero de nuevo la Sociedad de las Naciones decidió tratar de solucionarlo, echando mano de países del área; la guerra tenía ya tres años y no parecía tener fin; creó la “Comisión del Chaco”, invitando a los gobiernos de Argentina, Chile, Brasil, Perú, Uruguay, México y Colombia. El Gobierno del Presidente General Lázaro Cárdenas del Río aceptó la invitación a ser parte de la Comisión del Chaco, diciendo que: “México va sin el menor interés en juego y con la mayor voluntad de frenar la guerra”.
El Presidente Cárdenas designó al mismo grupo de mexicanos que solucionaron la Guerra de Leticia, los cuales aceptaron con la mejor disposición, sabiendo que en este asunto había otro tipo de intereses y países mezclados y que la mediación y la solución iban a ser demasiado complejas; desde un inicio, Argentina quiso manejar la Comisión del Chaco, tratando de llevarse la sede a Buenos Aires en vez de Río de Janeiro como estaba estipulado por la Sociedad de las Naciones; ante eso, Brasil duda si continuar en la Comisión, no por el cambio de sede, sino porque no les gustaron los desplantes de Argentina (hay que recordar que las relaciones entre estos dos países siempre han estado sostenidas con un hilito), Chile y Paraguay (que no estaba en la Comisión) apoyaron a Argentina.
En Ginebra, Suiza, la Comisión del Chaco, previo a iniciar sus trabajos de mediación, tuvo una reunión con la Sociedad de las Naciones, en esa reunión, la delegación Argentina tuvo otro desplante cuando el Canciller Cruchaga Tocornal declara que “no aceptamos” a México en la Comisión del Chaco, entonces del otro lado de la mesa se escucha una voz serena pero enérgica y con autoridad, que le pregunta al Canciller de Argentina: “No aceptamos, ¿Quiénes?”, era el General Juan José Ríos quien hacía la pregunta, misma que no pudo ni supo responder el diplomático argentino.
Intereses
Aunque públicamente Argentina se decía “muy complacida” por la “atinada” inclusión de México en la Comisión del Chaco, la verdad es que el tiro ya estaba cantado y muy rápido México y Brasil se dieron cuenta del porqué de la actitud de los argentinos; resulta que la familia del Presidente de Argentina, Agustín Pedro Justo tenía importantes propiedades en la zona disputada y por supuesto, la postura de Argentina estaba fijada en base a los intereses económicos de la familia del presidente y no en base al interés humanitario de terminar con el sangriento conflicto.
La instrucción del Presidente Cárdenas a los cinco delegados mexicanos, fue que se enfocaran en detener el conflicto a través del trabajo político y diplomático y que las fricciones y los detalles rasposos se los dejaran a él; también instruyó a Puig Casauranc a que si no se sentían cómodos en Buenos Aires, se instalaran en la Embajada de México en Uruguay. Otro punto que les dejó claro el Presidente Cárdenas, era la posibilidad del rechazo, acoso y presión por parte de la delegación de Estados Unidos, debido a que ya se daban los primeros avisos de una posible expropiación petrolera, que afectaría intereses gringos e ingleses en México.
A trabajar
Habitualmente, los Ministros de Guerra y Defensa del Continente se conocen y estrechan lazos amistosos, esto lo sabía muy bien el General Juan José Ríos porque él fue Secretario de Guerra y Marina de México y por ese punto inició su estrategia; aunque no está en los récords ni en actas, se dice que logró reunir a los Ministros de Guerra de Bolivia y Paraguay y al estilo de cuando los niños se pelean, les habría dicho que si se conocen, si son amigos, colegas y vecinos, entonces porqué peleaban; se cuenta que a ambos ministros la arenga del General Ríos les dejó bailando la neurona y los puso a pensar seriamente en la situación, cuando los tuvo donde quería les habría rematado diciéndoles que no permitieran que los intereses del Presidente de Argentina, ni los de dos compañías petroleras extranjeras destrozaran a sus países, ambos muy queridos en toda Latinoamérica.
Luego, al igual que lo hizo en la Guerra de Leticia, los llevó a los campos de batalla para que vieran por ellos mismos como se destrozaban en una guerra sin sentido; el General Ríos captó el notorio impacto que se habían llevado y sabía muy bien que estaban convencidos de que eso tenía que terminar y de que tratarían de hacérselo ver a sus gobiernos.
Por su parte, el Ing. Marte R. Gómez, como buen agrónomo, se reunía con agricultores, ganaderos y rancheros y organizaciones civiles de ambos países, buscando que todos hicieran presión a sus gobiernos, para parar la masacre; mientras que el Dr. Francisco Castillo Nájera y el Lic. Pedro de Alba, se reunían con los grupos de intelectuales, escritores, periodistas y estudiantes de ambos países, todos buscando que sus mismos ciudadanos los presionaran a terminar la guerra
El Dr. José Manuel Puig Casauranc en trabajo político y diplomático, le encargó al Ing. Marte R. Gómez (quien también era experto en finanzas (durante muchos años se encargó de la política monetaria de México) para que le investigara el estado financiero de Bolivia y de Paraguay y luego les hizo saber a ambos países que la guerra los tenía al borde del colapso financiero, situación que los puso nerviosos. De manera simultánea, Puig Casauranc tejió muy fino con los Gobiernos de Brasil, Perú, Chile y Argentina, los cuatro países fronterizos con Bolivia y Paraguay y los convenció de que cerrando los cuatro sus fronteras con Bolivia y Paraguay, no habría ni suministros, ni exportaciones ni importaciones ni comercio, terminando por ahogarse los dos en su propia guerra; al Presidente de Argentina le pidió que dejara los intereses familiares a un lado y que apoyara a sus dos vecinos que se estaban desangrando y le dejó claro también, que de no hacerlo, caerían en cascada las sanciones y bloqueos en contra de Argentina.
Los cinco delegados mexicanos, todos los días emitían un reporte de trabajo, logros y la situación general al Presidente Cárdenas, de modo que cuando los cuatro países vecinos de Bolivia y Paraguay aceptaron bloquear sus respectivas fronteras, ese era justo el momento de cerrar la pinza; en los principales periódicos del mundo aparecieron publicados la serie de propiedades e intereses personales y familiares que tenía el Presidente de Argentina en la zona del conflicto, haciéndolo ver como parte del problema, entonces Argentina comenzó a sentir la presión del mundo. No se requería ser mago ni adivino, Argentina supo que el golpazo mediático venía del General Lázaro Cárdenas, Presidente de México con un doble y certero mensaje: primero, a México se le respeta y segundo, no colaboras para resolver un conflicto, eres parte del problema. La pinza estaba cerrada y el conflicto estaba política y diplomáticamente sellado.
El Presidente Cárdenas para evitar otro roce con Argentina, ordena a los delegados regresar a México y dejar los protocolos finales y firmas de tratados a la Comisión del Chaco, el trabajo de México estaba hecho, ya no había nada más que hacer ahí. El “Tratado de Paz, Amistad y Límites” entre Bolivia y Paraguay se firmó el 21 de julio de 1938 en Buenos Aires, Argentina, ya sin la presencia de México en la ceremonia.
Cabos sueltos
+ La Guerra de Leticia y la Guerra del Chaco están consideradas entre las guerras más estúpidas y sin sentido en la historia humana; la Guerra de Leticia dejó las cosas tal y como estaban; en la Guerra del Chaco las cosas quedaron igual que antes, con la excepción de que a Bolivia se le dio acceso al Río Paraguay; a Bolivia la guerra le dejó 80 mil muertos, 21 mil heridos y 10 mil desertores y prisioneros de guerra; a Paraguay, la guerra le dejó 50 mil muertos, 10 mil heridos y 2500 prisioneros de guerra.
+ México se ganó el respeto del mundo, asumió el liderazgo de América Latina y los postulados de la Política Exterior Mexicana fueron adoptados por la diplomacia de muchos países del mundo, incluida la Sociedad de las Naciones.
+ Las relaciones entre México y Argentina son y han sido buenas y estables, sin embargo, varios historiadores piensan que no es tan buena la voluntad de Argentina hacia México, eso es subjetivo y especulativo.
+ El 27 de abril de 2009, los Presidentes de Bolivia, Evo Morales y de Paraguay, Fernando Lugo, refrendaron el pacto de paz, amistad y límites, teniendo como testigo de honor a la Presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner.
+ La Guerra del Chaco fue larga, con muchas batallas, muchas personas y países intervinieron, pero aquí se trató de enfocarse en la mediación de México únicamente.
+ De los cinco delegados mexicanos:
° José Manuel Puig Casauranc: Se retiró y murió en La Habana, Cuba el 9 de mayo de 1939
° Dr, Francisco Castillo Nájera: Fue nombrado Embajador de México en Estados Unidos; murió el 20 de diciembre de 1954 en la Ciudad de México.
° Lic. y Médico Militar Pedro de Alba Pérez: Fue designado Embajador de México en Chile, Embajador de México ante la ONU, representante de México en la UNESCO y Delegado Permanente de México en Ginebra, Suiza; murió el 10 de noviembre de 1960 en Ginebra, Suiza.
° General de División Juan José Ríos: Se retiró del Ejército y de la vida pública, aunque era zacatecano, se fue a vivir a su Hacienda de Las Vacas, cerca de Los Mochis, Sinaloa y a su casa en Culiacán, Sinaloa, dedicándose a gestionar obras de infraestructura hidráulica para Sinaloa; en la actualidad, el pequeño asentamiento que él fundó cerca de su hacienda, es la creciente Ciudad de Juan José Ríos; el 5 de marzo de 2021, el Congreso del Estado de Sinaloa decretó la creación del nuevo Municipio Juan José Ríos, Sinaloa; para ello, los Municipios de Ahome, El Fuerte, Guasave y Sinaloa de Leyva cedieron parte de su territorio para crear el fundo legal del nuevo municipio que entrará oficialmente en funciones en noviembre de 2024; murió el 18 de abril de 1954 en Culiacán, Sinaloa.
° Ingeniero Agrónomo Marte R. Gómez Segura: Fue electo Gobernador del Estado de Tamaulipas, el Presidente Ávila Camacho lo designó como Secretario de Agricultura y Fomento Ganadero; fue Presidente del Comité Olímpico Mexicano, fue la pieza fundamental para traer los Juegos Olímpicos de 1968 a México, se dedicó también a la promoción y difusión de las artes y los deportes en México, así como a impulsar a nuevos pintores y muralistas; murió el 16 de diciembre de 1973 en la Ciudad de México, sus restos descansan en La Rotonda de los Tamaulipecos Ilustres en Ciudad Victoria, Tamaulipas.
Fuentes Bibliográficas:
+ congresozac.gob.mx
+ ri.uaemex.mx
+ pressreader.com
+ históricas.unam.mx
+ revistas.unal.edu.co
+ bibliotecavirtual.dgb.umich.mx
+ researchgate.net
+ universidaddelrosario.edu.co
+ bbc.com
+ scielocolombia.org
+ Redalyc.org
+ es.wikipedia.org