Migración

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Por Luis SILVA GARCÍA

CD. JUÁREZ CHIH.- Ver andar a la gente, la mayoría de las veces cansados y visiblemente mal alimentados, cargando a sus hijos pequeños, a un lado de la carretera de Chihuahua a la frontera con Estados Unidos; luego regresar en varios viajes y ver el mismo escenario una y otra vez, nos lleva a hacer unas líneas sobre sobre el tema: la migración.

Desde la antigüedad el ser humano ha estado en constante tránsito. Algunas personas se desplazan en busca de trabajo u oportunidades económicas, para reunirse con sus familiares o para estudiar. Otros se van para escapar de conflictos, persecuciones, del terrorismo o de violaciones o abusos a gran escala de los derechos humanos. Algunos lo hacen debido a los efectos adversos del cambio climático, desastres naturales u otros factores ambientales.

De acuerdo a la institución denominada Migración Naciones Unidas.org, que es la rama de la ONU dedicada al estudio del fenómeno migratorio para buscar entendimiento y apoyos, la realidad del movimiento de los grupos humanos data desde la integración de las civilizaciones más antiguas que se conocen.

En términos sociológicos nos referimos a la amalgama de sociedades con distintos orígenes y que conforman comunidades en constante crecimiento y desarrollo, resultado de la combinación de culturas que recogen la aportación de los anteriores con el propósito de que los posteriores sean mejores seres humanos, en una convivencia más perfecta.

En términos biológicos esta mezcla de razas deberá ser el camino de la evolución, desde que el ser humano tiene conciencia por primera vez, hasta que es capaz de acceder a los adelantos tecnológicos y astronómicos de nuestra época, sin poder imaginar lo que será el futuro, pero seguros de que el ser humano podrá ser mejor.

Sin la migración, sin ese deseo de aprender, de crecer, de tener mejores oportunidades, de vivir mejor, seguramente los seres humanos estarían aún en las cavernas, sin avanzar.

Pero en la práctica el crecimiento siempre requiere esfuerzos y sacrificios, y en el caso de la migración, y más aún por el crecimiento poblacional explosivo en el planeta, los problemas se agudizan.

En nuestro país todos tenemos una historia de migración en nuestras familias, en algún momento de nuestro árbol genealógico. Generalmente fueron nuestros abuelos, nacidos en zonas rurales, los que emigraron a las ciudades en busca de oportunidades de trabajo y mejor vida para sus hijos.

Y así como ellos, en todo el mundo, infinidad de personas cambian de pueblo, ciudad, país, o hasta de continente, buscando un lugar para hacer realidad sus sueños y una mejor calidad de vida. Con el mestizaje en la historia de los últimos cinco siglos en América, es seguro que entre los antepasados cercanos de todos nuestros compatriotas hay alguien que llegó de otro continente.

Pero la migración es un fenómeno que no resulta fácil para las personas, siempre hay discriminación, obstáculos, problemas, accidentes y abusos a los que se enfrentan las personas en su travesía; el movimiento siempre genera incomodidades y riesgos; muchos no llegan vivos a su destino, en ocasiones las familias llegan incompletas al lugar deseado y esto convierte el viaje en una frustración y tristeza por no haber logrado el plan inicial con sus integrantes completos, sanos y salvos.

Otro tema importante es la afectación a los lugares por los que van pasando y en los que tienen que hacer tramites y esperar para poder cruzar de un país a otro; que es el caso de las fronteras. Puedo describir lo que vivimos aquí en Ciudad Juárez, vemos familias completas esperando cruzar a Estados Unidos sin mucha esperanza de lograrlo, después de haber gastado todos sus recursos para poder llegar a este punto y viven en condiciones deplorables.

Con el incremento migratorio derivado de posiciones políticas en los últimos años, por la cual grandes grupos de personas se trasladan desde Centroamérica hasta la frontera con los Estados Unidos, el estado de Chihuahua y particularmente el municipio de Juárez se han visto muy afectados.

Desde la óptica económica, las principales consecuencias son para el comercio, y particularmente para aquellas actividades de comercio internacional que tienen que ver con trámites aduaneros, pues la migración ha llevado al país vecino a endurecer los procedimientos y en ocasiones hasta a cerrar las fronteras.

Por los migrantes, ahora es mucho más difícil cruzar entre las ciudades vecinas de Juárez, Chih. y El Paso, Tx.; la gente baja el flujo en uno y otro sentido y eso afecta a los comerciantes de ambos lados de la frontera.

Eso se ve en comercios cerrados, locales vacíos, descuido en las otrora zonas turísticas, etc., pero la verdadera consecuencia no salta a la vista de todos y no por ello deja de ser muy grave, que es la afectación a los flujos de mercancías y tramites que tienen que pasar por las aduanas.

Aquí estamos hablando de flujos millonarios, tanto en cantidades de productos, manufacturas y equipos, como en muy abultadas sumas de dólares y, más aún, pesos. Si todo el movimiento aduanero se atasca por la migración, como ya pasa, pues el riesgo de paralización de la economía fronteriza es inminente.

Se requiere la actuación de las autoridades para ordenar el flujo migratorio y garantizar la operación del comercio internacional y las actividades aduaneras, que son la columna vertebral de la economía fronteriza.

La migración cuesta, genera incomodidades tanto para los que llegan o pasan, como para los que ya están establecidos en un sitio, pero es una realidad que no puede detenerse y hay que tomar conciencia de que nos toca cumplir un rol en esta sociedad constantemente cambiante en que nos tocó vivir.

Hay que tener entendimiento abierto y buena voluntad, estudiar el fenómeno migratorio para comprenderlo mejor y aportar lo que nos corresponde para lograr la integración de las culturas, antes que el enfrentamiento de las costumbres.