Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros

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Por Luis SILVA GARCÍA

CD. JUÁREZ CHIH.- En un lugar de por aquí y en una época por demás inmediata, el buen catedrático se esforzaba por transmitir los conocimientos a los alumnos del último grado de la carrera de Derecho en la universidad; para ello ideó utilizar una fábula distópica, con el propósito de realzar ejercicios metafóricos para la asignatura de Derechos Humanos.

En la primer clase les dejó de tarea que leyeran “La Rebelión en la Granja” de George Orwell, y por supuesto que de regreso solamente algún alumno había leído el texto; “no, profe, es enero y apenas estamos aterrizando del Guadalupe-Reyes”, dijo el alumno más osado cuando el maestro preguntó qué es lo que habían encontrado en comparativa con los Derechos Humanos.

La más despistada del grupo, la que siempre habla pero nunca dice nada, afirmó. “ah, se refiere a ese cuentito de caricaturas, de monitos, que nos puso a leer”. Este ejemplo de una ignorante realidad abrumadora fue contundente.

Ante el alud de oscurantismo entre los alumnos, ya casi graduados, el maestro no se desesperó y optó por apoyarse en los pocos que parecen conservar engranes en el pensamiento para sacar conclusiones de la rica obra literaria de Orwell, maestralmente aderezada con personajes animales, pero con un contenido profundo y humano que ya quisiéramos que al menos un poco de ello tuvieran los géneros de TV y redes sociales que invaden a nuestras generaciones hoy en día.

El autor, máximo expositor de ese género que se denomina distopía (Representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de alienación humana / según su definición) escribió la obra hace más de 80 años con el propósito de denunciar el totalitarismo de la Unión Soviética estalisnista, pero le resultó una critica mucho más amplia, pues los pasajes que muestran miseria en la conducta, por muy reales, aplican para relaciones entre los conglomerados de personas prácticamente desde que surge el pensamiento (y con él la ambición y la lucha por el poder, porque nunca hay rosa sin espina), aún en las cavernas, y hasta hoy en día y en nuestro entorno, con las desviaciones político sociales que exhiben los grupos gobernantes, pasando las historias, épocas y sistemas que usted quiera sumar.

En la granja de Orwell los animalitos eran explotados por Jones, el dueño del predio, hasta que un día se rebelan con el propósito de vivir mejor, y son los cerdos los que toman el liderazgo en la causa liberadora. Logran el propósito de expulsar a los humanos explotadores y se organizan en comunidad: cerdos, vacas, caballos, perros, gallinas, patos, gatos, burros, ovejas, ratas, etc., para trabajar por una mejor forma de vida; y así logran una convivencia en paz y productiva… durante un tiempo.

Ponen sus normas bajo el principio de que “Todos los Animales son Iguales”, prohibieron imitar a los humanos, por lo que los animales no podrían vivir en casas, ni andar en dos patas, ni beber alcohol, y establecieron que un animal no podría matar a otro.

Como en todo conglomerado hubo miembros de la comunidad destacados y de buena fe, con iniciativas para beneficio de todos, pero también surgieron los que se fueron apoderando de la autoridad y de los recursos de forma abusiva, y estos fueron los otrora lideres libertadores: los cerdos.

Sobreviene el olvido de las causas iniciales, se desconocen la historia y los principios, y el régimen se convierte en totalitario, con todo a favor de los poderosos cerdos, e inclusive relegando y prescribiendo a los mismos cerdos que, con inteligencia y buena fe, velaban por obras de beneficio común. El totalitarismo eliminaba inclusive a los suyos que significaran un riesgo para el poder absoluto.

“La Rebelión de la Granja” contiene variados ejemplos de una sociedad totalitaria y traeré al caso solamente algunos:

  1. El caballo “Boxer” trabajó toda su vida, de sol a sol sin escatimar esfuerzo, y se convirtió en ejemplo de productividad y de buena conducta para toda la granja, pero una vez que se avejentó y cuando le correspondía un retiro para disfrutar sus últimos años, con engaños, los cerdos lo mandan al matadero. En el régimen absolutista no hay ni justicia ni reconocimiento.
  2. Un cerdo llamado “Squealer” (chismoso) es el vocero del jefe “Napoleón”, y ante cada acontecimiento modifica los hechos para acomodarlos a conveniencia del totalitarismo, sin importar la verdad y aunque afecte a otros, y como entre los animales ha sido impuesta la ignorancia, pues todos creen sin cuestionar.
  3. Un cerdo de buena fe e inteligente, llamado “Snownball”, propone edificar un molino de viento para mecanizar las actividades productivas, evitar esfuerzos y obtener beneficios para todos, pero como esto no convenía desde el juicio de Napoleón, expulsan de la granja a Snowball y lo acusan por todos los males que pasan. El régimen absolutista se quita a los que le estorban y además los hace culpables de todo.
  4. El jefe Napoleón secuestra perritos cachorros recién nacidos, los aísla y luego los entrena como sus guaruras, de manera que nadie se acercarse al líder y los manda contra todos los animales que quieren rebelarse o criticar, los lanza sin consideración con sus feroces fauces contra los indefensos, sin consideración alguna. Los perro son el instrumento de represión del totalitarismo.
  5. En el relato, el sistema se aprovecha de la popularidad de la iniciativa de Snowball de construir un molino, para efectivamente construirlo, pero lo edifican hasta en tres ocasiones y se cae por la mala construcción o no funciona por deficiente, pero difunden la mentira de que Snowball entra por las noches a destruir, y repiten el mensaje una y otra vez hasta que los animales lo creen como si fuera verdad. El totalitarismo aplica una nociva falacia: repite muchas veces una mentira y se convertirá en verdad.

Finalmente los poderosos y encumbrados cerdos se transforman de líderes comunitarios en dictadores impositivos de la granja, y poco a poco van adquiriendo las mañas que censuraban de los humanos, hasta vivir en las casas e ingerir alcohol.

Para justificar su conducta ahora ajustan las normas a su conveniencia:

  1. “Ningún animal matará a otro animal” se transforma en “Ningún animal matará a otro animal sin motivo”.
  2. Ya no es “Ningún animal beberá alcohol”, sino “Ningún animal beberá alcohol en exceso”.
  3. Y lo más importante: “Todos los animales son iguales” pasa a ser “Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros”.

La escena final muestra cuando los inocentes animales de la granja se asoman por las ventanas de la casa y, aterrorizados, contemplan a los cerdos tomando alcohol y festejando, ya parados en dos patas, con los humanos, sus vecinos y socios, de manera que ya no se puede distinguir quienes son los humanos y quienes son los cerdos; pero lo que indudablemente si se distingue con claridad en el relato son los animales oprimidos. Eso no cambia en ninguna sociedad.

A manera de Epílogo, muy mío:

  1. Squealer, el vocero, parece que dictó el guion y normas de comportamiento a Epigmenio Ibarra para las mañaneras de la 4TE, tanto de AMLO como de la ahora Señora Presidenta.
  2. El Snowball del México de hoy es Felipe Calderón, al que, en una actitud por demás ilógica y hasta increíble, tratan de culpar de todos los males habidos y por haber. Independientemente de las posibles responsabilidades del expresidente, claramente se trata de una medida distractora.
  3. La construcción del Molino, eso de llevar y traer material y recursos, de hacer obra para que se vea, me suena a muchos gobernantes mexicanos, de todos niveles, y a obras como la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya o el aeródromo militar Santa Lucía.
  4. Los feroces e irracionales perros guardianes equivalen a las corporaciones policiacas mexicanas y ahora hasta los grupos de criminales militarizados, quienes actúan en beneficio del poder (sea al nivel y de la naturaleza que sea), sin consideración del ciudadano y sin respeto a ley alguna.
  5. Boxer, el caballo eficiente y esforzado que no recibe reconocimiento, son todos los trabajadores mexicanos, con muy bajos salarios y sin seguridad a futuro.

La granja de George Orwell es más que real entre nosotros.

Nota: Este 21 de enero de 2025 se cumplieron 75 años del fallecimiento de este escritor Indoinglés, cuyo nombre fue Eric Arthur Blair y escribió con seudónimo, iniciador y máximo expositor del género distopía, que hoy es más reconocido por films futuristas, pero que con la obra aquí recordada, y con su novela fabula sociopolítica “1984”, se consagró como critico del totalitarismo y creó figuras tan actuales como “El Gran Hermano”, ese vigilante permanente que hoy se materializa en las redes sociales… pero esa es otra historia.