Por Luis SILVA GARCÍA
CD. JUÁREZ CHIH.– El descubrimiento de un campo de exterminio en Teuchitlán, Jalisco, que recuerda los campos de concentración nazis de la Segunda Guerra Mundial y que no es más que el `modus operandi´ que se ha permitido a los narcotraficantes empoderados en México, sin ser un caso único, ni el primero, si trae a la palestra, de manera muy alarmante, la realidad de desapariciones y atentados al derecho fundamental de la vida en el país.
Según estimaciones de los estudiosos de los derechos humanos y con datos conservadores (para no caer en exageraciones), en México hay más de 120 mil personas desaparecidas desde 2018, cuando entró AMLO, hasta estos días de marzo de 2025, es decir, en números cerrados, en los últimos 75 meses de la historia mexicana han desaparecido un promedio de mil 600 personas por mes, sin que la autoridad haya dicho ni pio.
Sobre los macabros hallazgos en Teuchitlán, el Presidente de la Cámara de Senadores, el morenista Fernández Noroña, reveló su crueldad con la siguiente frase: “Hay 200 zapatos, si, si, pero quien dice que esos zapatos son de personas desparecidas”. Así dijo quien hace años se desgarrara las vestiduras y protestara desgañitándose por el caso de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa.
Claro, entonces se trataba de culpar a autoridades de partidos diferentes al suyo. Ahora, cuando se ha documentado que las autoridades federales de AMLO ya sabían de este campo de exterminio y no hicieron nada, y cuando `la presidentita de chocolate, con nariz de cacahuate´, como diría Gabilondo Soler `Cri-Cri´, hace oídos sordos y mejor se va a saltar ridículamente con niños en Chiapas, pues entonces toca a sus patiños (personaje ridículo y secundario en una puesta en escena, que hace sobresalir al cómico principal), como este senador, intentar la tarea de maquillar el caso y tratar se sofocar el fuego. Pero nada de eso cambia los hechos.
Corre enseguida un recuento aleatorio de comentarios y posicionamientos que ha desatado el caso Teuchitlán:
“Dios mío, el presidente del Senado de México, Fernández Noroña, niega los campos de exterminio en Teuchitlán y echa la culpa a los medios”: Agustín Antonetti.
“Mamita, me iré al campo a cortar fresa y durazno… ya me llamaron de la agencia y hasta van a mandarme un Uber aquí a la casa porque debo irme a Jalisco Mañana”, esto fue lo que dijo Merani, cuando se fue por necesidad de trabajo, y ahora se confirma que fue una joven victima, pues encontraron sus tenis Nike, blusa, maleta y demás pertenencias, en el campo de extermino.
“En su reacción al horror de Teuchitlán, el gobierno ha incurrido en dos de sus vicios mas frecuentes: la delegación de responsabilidades a la historia y el victimismo. Ambos son inaceptables”: León Krauze.
“Hubo fiesta en el zócalo cuando el país debería estar en shock”: Jacobo Dayan, especialista en derechos humanos.
“Se necesita ser muy soberbio para pensar que esto se trata de un golpeteo contra ustedes (el gobierno), pero más aún, se necesita ser muy maldito para no conmoverse, muy corrupto para no combatirlo y sobre todo, muy traidor a la patria para estar del lado del crimen organizado” Paulina Amozurrutia.
“Claudia Sheinbaum mandó a reprimir con granaderos a las personas que protestaban pacíficamente en el zócalo exigiendo justicia por los asesinatos en Teuchitlán Jalisco. Eres una marioneta @Claudiashein, pasarás al basurero de la historia. #LutoNacional”: Edgar Jiménez.
“Para quién trabaja la Guardia Nacional del #NarcoPresidenteAMLO?? Un testigo del campo de exterminio de #Teuchitlán, nos dice cómo los miembros de la Guardia Nacional llevaban a las víctimas, por pedido, al grupo criminal CJNG (Cártel Jalisco Nueva Generación). Y quién insistió en crear la Guardia Nacional y militarizar al país? Exacto!! (AMLO). Y ahora vemos cual era su objetivo y para quienes era el beneficio.”: Denise Meade Gaudry.
Con más profundidad y extensión, en una charla con la periodista Carmen Aristegui, el politólogo Alfredo Figueroa Fernández definió Teuchitlán como un tremendo dolor, un tremendo infierno: “Cuando ves estas imágenes te preguntas: ¿De quién es este país? Debemos reflexionar si sigue siendo nuestro país. Cómo es que esto sucede a una hora de Guadalajara, que puede pasar durante tanto tiempo y pueden ocurrir todos estos testimonios de terror.
“Teuchitlán demuestra que hay una indolencia estructural y una violencia estructural, que ya tiene que parar, hay que detener la violencia estructural que ha permitido que situaciones como estas se hayan normalizado. La crisis humanitaria es el elefante en medio de la mesa, del que no queremos hablar.
“No existen condiciones del Estado Mexicano para enfrentar los problemas de muerte y de dolor que vive este país. Estructuralmente no hay condiciones para hacer un trabajo serio de investigación, por que hay una necedad de país, como estado y gobierno, que no ha reconocido que tenemos que parar todo para reconstruir las condiciones, a partir de las cuales creemos una suficiencia estatal y gubernamental.
“Hay que aplicar freno inmediato a las situaciones del país donde el poder pone limites a los derechos, donde la impunidad existe gracias al poder. Nadie quiere asumir el reconocimiento de las insuficiencias del estado, ni es este gobierno, ni el anterior, ni el anterior.
“El principal problema en nuestro país es la muerte y desaparición de personas, el secuestro contra su voluntad”. Hasta aquí lo que dice Figueroa.
“En México hay más narcofosas (5,600) que universidades públicas (1,077), más narcofosas que hospitales públicos (1,182), incluso hay más narcofosas que bancos del bienestar (3,149)”. Datos recopilados por Vianey @Vianeicita y expuestos en la plataforma digital X.
Ante esta espeluznante realidad, cabe preguntarnos cuántas narcofosas habrá en el estado de Chihuahua, o en Cd. Juárez, donde tristemente nos hemos enterado de desapariciones y hallazgos de restos humanos, de manera permanentemente y creciente, desde 1990 a la fecha; sumamos ya 35 años con un problema cuan terrible como irresoluto, y sigue la cuenta corriendo.
Y estos hechos, su continuidad e impunidad, siembran temor entre la población, afectan el tejido social, claro, y ahora ya no podemos vivir con tranquilidad, pues cualquiera podemos ser víctima de un atentado a los derechos humanos y a nuestra vida o la de nuestros seres queridos, sin importar la posición que ocupemos en la sociedad.
En 2003 fue asesinado en la ciudad de Chihuahua el expolicía estatal Francisco Minjárez, quien fuera fundador del grupo antisecuestros en 1993 y se le conoció por colaborar en la investigación de secuestro de varios personajes a nivel nacional e internacional.
Lo traigo al caso porque conocí cómo se involucró en la investigación de desapariciones de personas en Cd. Juárez, tanto de casos relacionados con el narcotráfico como de mujeres desaparecidas.
Sin que yo piense que era un santo ni muchísimo menos, si me quedó la idea de que intentaba cumplir con su tarea, investigaba a fondo, se allegaba de elementos serios y preparados, y tuvo buenos resultados. Por eso me alarmó la forma en que un día fue acribillado y es cuando piensa uno: si eso le pasa a los preparados, que se supone que están protegidos y sabrán como defenderse ¿qué puede esperar el ciudadano común?
De lo que si no me cabe duda es que de secuestros, de las bandas dedicadas a ello, de los grupos de sicarios, de eso que cité al principio como su ´modus operandi`, de cómo `masca la Iguana´ en ese tema y en ese sector, de eso, Francisco Minjárez sabía horrores, y pues tal vez esa haya sido su desgracia.
De que esta forma de operar de los aparatos represivos, sean de los ´malos` o de los `buenos´, de los narcos o del gobierno, siembran el temor al más pintado, eso es así. Y peor ahora cuando ya los unos financian las campañas federales, estatales o municipales, a los otros; y entonces hay que preguntarse quién es el que en verdad manda; quién ostenta el poder, quien está ya sentado en la silla, como dijera un día Chuy Macías.
Este político priísta juarense dijo, como un mes antes de las elecciones de 1992, a manera de regaño: “lo que ustedes no entienden es que yo ya gobierno Chihuahua, yo ya estoy sentado en la silla”. Por fortuna para Chihuahua esa soberbia suya nunca se hizo realidad.
A lo que iba es que aún lo que parecen más pintados, como, por ejemplo, los periodistas, pueden ser víctimas de este terror social; y me tocó ver como palideció y salió casi corriendo un destacado periodista extranjero, que había tenido que exiliarse de su país por condiciones de represión, cuando tomó la palaba un orador en un evento público, y este entonces reportero sabía que el que hablaba era contrario a su ideología y que bien podría señalarlo desde el estrado.
Yo me asombre al ver el miedo en la expresión y palabras del periodista, pero entonces yo no conocía aún la realidad de situaciones represivas que el había vivido en su país de origen ante la imposición de una dictadura militar, y que lo llevaron a salir huyendo con su familia antes que perder la libertad o hasta la vida.
Es lo mismo que hoy vivimos en México: quienes ostentan el poder hacen lo que les conviene y no respetan leyes, ni principios, ni valores, ni derechos, ni siquiera el fundamental de la humanidad, que es la vida.
Cierro con este comentario jocoso, pero también real, encontrado igualmente en el ideario público digital.
– ¡No politicemos la tragedia de Teuchitlán!
– ¡Tú lo hiciste con Ayotzinapa!
– Si, pero yo lo hice con gracia.
Publicado por Simpsonito @SoySimpsonito, en X.