Por Luis SILVA GARCÍA
(Nota: La crónica que da lugar a este artículo fue publicada en el periódico Novedades de Chihuahua el 3 de noviembre de 1982)
CD. JUÁREZ CHIH.- Entre el polvo que levantaba el viento, basura volando, y con un perro por compañía, la señora preparaba y ofrecía sus enchiladas, afanosamente.
La atmosfera era densa en las inmediaciones del panteón municipal de la ciudad este 2 de noviembre, Día de Muertos, y solamente la rasgaba el agudo aletear de moscas, olores fétidos de indefinida procedencia y de fondo el lamento de acordeón y bajo sexto del conjunto norteño que iba, de tumba en tumba, al ofrecer su música de homenaje a los caídos.
A lo largo de la derruida barda del panteón, por la parte exterior, se han acomodado decenas de puestos de comida y flores, principalmente, aunque también los hay de artículos diversos, jarcería, ropa de segunda mano, electrónicos, juguetes y hasta por allá un despistado acomodó sus tablones y lonas con libros y revistas. Todos tuvieron que pagar la correspondiente cuota a la autoridad municipal.
Algunos, “con derecho de antigüedad”, pues cada año regresan con sus puestos, han obtenido espacio privilegiado dentro del panteón, en los corredores por donde entran las carrozas funerarias cuando traen un difunto al entierro, por lo cual sus vendimias quedaron exactamente junto a tumbas.
Este es el caso de Elvirita, la señora que ya es famosa por sus sabrosas enchiladas que sirve en un trozo de papel de estraza, de manera que si no se pone uno muy listo, allá van al piso de tierra las tortillas enaceitadas con chile rojo y queso, que tanto se antojan.
— La competencia está muy fuerte este año, mire, dejaron entrar a estos señores que nunca habían venido y me los pusieron aquí enseguida con sus cochinas tortas ‘quesquehogadas… hogados’ andan ellos, los que venden, pero de borrachos, desde anoche; espetó Elvirita, aparentemente muy enojada y, sin dejar de soplar aire con un aventador de palma al carbón recién encendido, agregó: pero creo que le sobaron muy bien la mano al inspector ese que da los permisos.
Los colores y el folclor no faltan este día en los panteones: hay flores: gladiolos (así dice el diccionario pero mi abuelita les decía gladiolas, creo que estas plantas no tienen género, así que será lo mismo) blancos y alargados; crisantemos muy grandes, entre blancos y moraditos, con su forma esférica; claveles rojos y blancos; y esas amarillas que traen del sur ahora por montones, cempasúchil; tampoco faltan las rosas rojas, para los que ya se les fueron sus enamorados, pero esas si se venden rara vez porque son muy caras.
Y el follaje verde siempre de fondo en los adornos sepulcrales. Con las flores se arman ramos coronas y hasta cruces. También hay muchas flores artificiales de papel y de plástico, para que duren, porque con el clima de este desierto para mañana ya no va a haber nada. Dicen que en la noche se roban las flores, pero me parece que es un mito porque en realidad quien acaba con flores y plantas acá es el clima extremo y seco.
Pese al gasto, al esfuerzo y lo perene de ésta muy pasajera conmemoración y lo que conlleva, ahí andan las familias completas, con todo y chavales, cargando escobas, azadones y cuanta herramienta tienen a su alcance para poder limpiar la yerba seca, tierra y basura que se acumula en torno alas tumbas de sus seres queridos.
Lo más dificultoso es el agua, pues hay que acarrearla desde la pileta que esta en la entrada del panteón, no hay otra fuente, y pues de tanto finadito ya la mayoría de las tumbas resultan muy retiradas. En esta ocasión todos aprecian el vital líquido mucho más que cuando abren la llave en la casa, pues hay que llevar cargando la cubeta de acá hasta allá.. uff… como pesa… y cuidadito: que no se vaya a desperdiciar ni una gota.
Viene pasando el carrito del señor que vende raspados de hielo con jarabes del sabor y color que se te antoje, y los sirve en un cono de papel blanco. Trae el bloque de hielo en una bandeja y cubierto con una jerga para que no se derrita tan rápido; con una pieza especial de metal lo raspa para dejar el hielo en pedacitos, que sirve en los conos y luego le pone arriba liquido de color/sabor, muy dulce y llamativo a la vista. Y con el calor y cansancio pues sabe a gloria.
Por aquí ofrecen chicharrones de harina y de pella, carne seca, sodas frías, manzanas cubiertas con caramelo pegajoso, algodón de azúcar, tacos de carne asada y discada, quesadillas de asadero, elotes con mantequilla, queso y chile, aguas frescas de todos sabores, tepache de cáscara de piña ya ligeramente fermentado, sándwiches de salchicha, hotdogs, papitas en bolsa de papel, camote cocido y enmielado, que sirven en cucurucho también de papel.
Y allá en la esquina, por afuera, hay un troquita que trae cerveza, me explicó un joven, la trae escondida, hay que tener cuidado porque supuestamente no se puede vender, pero la sed es mayor, y hasta ya pasaron por ahí los inspectores y a ellos si les obsequiaron unas “muertas”. Explica que hasta han de traer licor: solo pregunte, asesora el joven hacendoso.
La variedad de productos en venta agota la imaginación, pero con lo que habría que tener cuidado en con la higiene, pues ya dijimos que el agua no está a la mano y conforme pasan las horas parece que los dioses Huehuetéotl y Ehcátl (deidades aztecas del fuego y del viento respectivamente) se confabularon y para las 10 de la mañana el sol ya cala con energía y el viento sopla cada vez con mayor ímpetu.
Conforme corre la jornada el sudor de los esfuerzos y el polvo que se acumula en el ambiente conforman una capa cada vez mas dura y notoria en la piel de las personas. Habrá que imaginar que en los artículos y alimentos que se expenden por acá pasará un fenómeno de alguna manera similar.
Y a todo agregue que no hay sanitarios al alcance, salvo el único baño que está en el descanso del panteón, allá en la entrada, donde muy antiguamente se colocaban los féretros para velar al difunto. Pero ahí, ya sabe, la fila es interminable y hay que pagar para usar el servicio. Entonces la gente se las ingenia y por allá se van a esconderse tras las tumbas que están entre alejadas, solas y grandes, para hacer sus necesidades fisiológicas, pues en muchos casos habrán de pasar todo el día en este lugar.
Por estos factores y por la limitante de recursos económicos, la señora preparó a sus niños con ropa adecuada y burritos de huevo y frijoles, agua en botellas muy limpias, y otro botellón mas grande para enjuagar los trapos y poder limpiar primero la cara y manos, y después usarla en lavar las tumbas de sus parientes idos.
— Así nos vamos al panteón y ni vayan a pedir que les compre nada, porque todo está muy caro y muy sucio, y después ahí andan con que les duele la panza. Sentenció la señora antes de salir con sus hijos, todos cargando algo, y a caminar unas 15 cuadras desde su vivienda hasta el camposanto.
Las familias se preparan para lo que es un día en el campo, con una mezcla especial de aventura y nostalgia, pues hacer actividades diferentes, un tanto físicas, comer al aire libre, siempre son espacios edificantes por inusuales; pero el telón de fondo es la ausencia de abuelos, padres, hermanos y parientes que ya han fallecido.
Se acostumbra limpiar lo más que se pueda los sepulcros, sean solamente de un promontorio de tierra con una cruz de madera, o sean monumentos de granito, hay que acomodar flores y buscar repintar las letras doradas o plateadas, para que luzcan aunque sea este día.
Luego las familias se unen en oración por los que se han ido, por esos seres queridos que ocupan un lugar especial en cada uno de nosotros, pero en realidad en un ruego a favor de los que seguimos viviendo; solo aquí quedaron los restos materiales de los fallecidos y sentimos que su espíritu sigue presente entre nosotros.
Y ese afán nos impulsa a tratar de vivir y ser mejores en el recorrido de una historia en la que a cada quien se nos ha sido asignado un papel único. Como única e irrepetible es cada huella digital y cada persona.
Por todo este entorno y cultura resulta entonces correcto decir: que la pases bien y que aproveches este Día de Muertos, porque es una conmemoración de personas y de historia.
